Cuando nos hablan de las marcas o señales de una ruta a todos se nos vienen a la cabeza las típicas marcas de los senderos, GR o PR, que habitualmente vemos en nuestras rutas de senderismo y montaña, pero ¿realmente sabemos cómo interpretarlas y que información nos está aportando esa señalización?
Comencemos por un rápido repaso a los diferentes tipos de señalizaciones que nos podemos encontrar y que por lo general son comunes para un buen número de países, sobre todo de nuestro entorno.
Las marcas se caracterizan por estar compuestas por dos o en ocasiones tres franjas rectangulares pintadas a lo largo del recorrido sobre piedras, árboles, etc… o en postes correspondientes al equipamiento de la ruta, también dentro de este equipamiento podremos encontrar paneles explicativos y de dirección.
Su color cambia en función del tipo de sendero al que pertenezcan y su forma cambia según la indicación que nos esté dando. Además pueden venir acompañadas de una nomenclatura que identifique más aun al sendero al que pertenecen dándonos su nombre e incluso diciéndonos la provincia en la que está la ruta. Por descontado deben de ser fáciles de encontrar y tiene que haber marcas visibles en ambos sentidos de la marcha.
Estas marcas, las más habituales, corresponden a los senderos homologados por la Federación de Montaña, por lo que este tipo de senderos y señalizaciones están sujetas a unos criterios estandarizados y a un mantenimiento anual.
Pero también nos hemos de encontrar con otras marcas y señales que no están dentro del amparo de la federación, aunque algunas de ellas siguen criterios muy similares cambiando tan solo sus colores. Suelen ser recorridos temáticos por lo general promovidos por instituciones, organismos o asociaciones que buscan dar a conocer una zona en concreto. Estas rutas suelen estar sujetas al control y la reglamentación específica que dicta la administración competente de cada lugar.
También son habituales las marcas que los propios senderistas o montañeros van dejando a su paso, como por ejemplo puntos, flechas o los típicos hitos, acumulaciones de piedras que sirven de referencia en recorridos no oficiales. Este tipo de marcas, aunque sin duda a más de uno le han sacado de un apuro, no aportan tanta información como las marcas oficiales.
En cualquier caso y por muy bien señalizado que esté un recorrido no podemos apoyar toda nuestra orientación sobre el marcaje del mismo, es importante preparar la ruta con antelación y contar sobre el terreno con los medios y la experiencia necesaria como para poder seguir el trazado o regresar a nuestro punto de partida sin contar con la inestimable ayuda de la señalización. No hay que olvidar que por mucho que estén sujetas a un mantenimiento el medio natural es imprevisible y lo que ayer era una visible e inconfundible marca hoy ha podido desparecer o por diversos motivos no ser tan visible, dejándonos sin indicaciones que nos guíen hacia nuestro destino.
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