Preparar con anterioridad nuestra ruta de senderismo o montaña es una parte fundamental de la actividad que vamos a realizar, siendo de vital importancia para nuestra seguridad y la de las personas que nos acompañarán. Entre los diferentes factores que debemos tener en cuenta en este proceso está el de la climatología, sin duda un actor principal en cualquier excursión que nos planteemos realizar. Por suerte hoy en día disponemos de una amplia variedad de medios para conocer de antemano el tiempo que nos vamos a encontrar allí donde vamos, pero aun así existen, una vez en la ruta, diferentes señales que nos avisan de los cambios en el tiempo que nos esperan. Unas de estos gurús del tiempo son las nubes, ellas a través de sus formas y colores nos están ofreciendo un pronóstico del tiempo bastante fiable al que debemos estar atentos.
No es cuestión de convertirse en chamanes del tiempo, pero sí de poder comprender un poco mejor las señales que nos brinda el entorno que nos rodea y en este caso las caprichosas nubes que con tan espectaculares formas y paisajes nos obsequian en nuestras rutas de senderismo y montaña.
Por lo general la mayor parte de las nubes que observamos se forman como resultado del ascenso del aire húmedo y su posterior enfriamiento, ascenso originado bien por la orografía, turbulencias o convecciones. Las nubes resultantes las podemos agrupar en tres tipos diferentes en función de su altitud.
Son nubes típicas de precipitaciones, suelen tener un aspecto regular con variedad en los tonos de gris oscuro que las caracterizan.
No suelen aportar lluvia, aunque si es interesante no perderlas de vista ya que pueden evolucionar transformándose en Nimboestratos.
Sin una forma definida este tipo de nubes, sobre todo en primavera, suelen presentarse en la madrugada para disolverse paulatinamente dejando un tiempo estable, mientras que en invierno pueden llegar a permanecer durante todo el día en el cielo.
De aspecto enladrillado este tipo de nubes por lo general preceden a las lluvias o las tormentas.
Formadas por una fina capa de nubes, a través de las que todavía podríamos ver el sol, los altoestratos nos avisan de una casi segura lluvia, del tipo chirimiri, acompañada de un descenso térmico.
Como si un mal pintor hubiese aplicado un par de gruesos brochazos al cielo estas características nubes nos avisan, por lo general, de un radical cambio de tiempo en aproximadamente 24h.
Como bien reza el refrán cielo aborregado suelo mojado, y es que estas típicas nubes suelen preceder a las tormentas o a los cambios bruscos de tiempo por lo general dentro de las siguientes 12h.
Similares a los Cirros pero mucho más definida su estructura, los cirroestratos anuncian la llegada del mal tiempo.
Típicas nubes que crecen en altura a partir de su inconfundible base horizontal dando forma a curiosas estructuras por lo general en continua variación. Estas nubes de no haber humedad en el ambiente y con poco viento nos pronostican buen tiempo, aunque de no ser así con toda seguridad las veremos crecer y formar tormentas y lluvias intensas.
Como si de una agreste montaña se tratase estas espectaculares nubes no dejan lugar a dudas sobre las intensas tormentas que nos aguardan, en muchos casos acompañadas de granizadas.
Sin lugar a dudas un mundo apasionante el de las nubes, que a la belleza de los paisajes que jalonan añade una interesante a la par de útil información para el senderista o montañero. Un conocimiento que sin lugar a dudas nos ayudará en nuestras rutas de senderismo y montaña.
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