Cuando salimos a la montaña y hacemos senderismo en la mayoría de las ocasiones nos encontramos que la cantidad de agua que hemos llevado no es suficiente para hidratarnos correctamente. En este tipo de actividades al aire libre, aunque no seamos conscientes de ello, nos deshidratamos rápidamente, pudiendo convertirse en un grave problema de salud, por lo que saber cómo potabilizar y purificar el agua es fundamental.
¿Quién no ha bebido de las aguas cristalinas de un río, de una de las fuentes solitarias que encontramos en nuestra ruta o incluso de la nieve que tiñe de blanco el paisaje?. Agua de aparente pureza que nos refresca y nos sabe a gloria pero que en muchos casos no tenemos garantizada su potabilidad.
Una pregunta con difícil respuesta cuando estamos en el medio natural. Aunque en la montaña o cuando hacemos senderismo es posible encontrar lugares para obtener agua potable, y seguramente algún que otro experto montañero nos diga que él lleva toda la vida bebiendo de los ríos y de las fuentes que se encuentra, tenemos muchas posibilidades de que ésta esté contaminada.
La habitual presencia del ganado, la posibilidad de que aguas arriba se encuentre sumergido en el agua el cadáver de un animal, unido a otros factores, debieran hacernos dudar de la pureza del agua que vamos a beber.
Bien es cierto que las consecuencias para nuestra salud dependerán de las concentraciones de estos contaminantes en el agua, e igualmente de la frecuencia de su consumo, así como del tipo de microorganismo o patógenos que contenga el agua.
Por ello potabilizar y purificar agua en la montaña y la naturaleza es fundamental, por eso es bueno saber potabilizarla para, además de hidratarnos como es debido, librarnos de problemas intestinales o lo que es peor, problemas con nuestra salud.
Por suerte hoy en día tenemos disponibles una gran variedad de filtros y purificadores de agua, como veremos más adelante, pero aun así tenemos que seguir unas normas básicas a la hora de conseguir el agua.
1-El agua que corre es buena. Esta creencia popular nos va servir como referencia a seguir. Y es que siempre es más aconsejable coger el agua que fluye valle abajo y evitar las balsas, charcos y aguas estancadas.
2-Cuanto más cerca de su nacimiento más pura será. El agua de un manantial tiene menos posibilidades de estar contaminada por los animales de la zona.
3-Procuraremos evitar el agua de fuentes y manantiales si hay presencia de ganado en la zona. Las vacas, cabras y el resto de animales nos son tontos, son los primeros en refrescarse bebiendo de los lugares donde el agua es más pura y fresca.
4-Cuidado con el agua de la nieve. En lugares donde la presencia humana es limitada la nieve suele ser una buena opción, aunque debemos ser conscientes de la falta de minerales que tiene este agua. Esta falta de minerales puede llegar a deshidratarnos, por lo que es importante añadirle algún complemento isotónico. Si queremos evitar problemas estomacales tampoco es muy recomendable dejarla derretir a temperatura ambiente.
Existen diferentes patógenos y contaminantes que pueden encontrarse en el agua que tenemos a nuestra disposición. A los pesticidas, minerales, antibióticos y fertilizantes se unen varios peligrosos patógenos, vamos a ver cuáles serían:
Por lo general los virus en las zonas con poca presencia de humanos no suelen ser un problema presente en el agua. Además sus características habituales o las de la gran mayoría de los virus no contribuyen a que el agua de los ríos de montaña sea un medio de transmisión utilizado por ellos. Otra cosa son las aguas donde hay gran concentración de personas y donde la presencia y cantidad de virus en el agua si puede ser un problema de no estar tratada correctamente.
Los virus son los microorganismos más pequeños que nos podemos encontrar en el agua, por lo que su tamaño es algo a tener en cuenta dependiendo como depuremos el agua.
Cólera, tifus, son enfermedades que seguramente nos suenen a todos y que están causadas por bacterias. Bacterias que podemos encontrar en el agua y que al contrario que los virus si se reproducen en el agua llegando a sobrevivir mucho más tiempo, que los virus, en ella.
Estos microorganismos son algo más grandes que los virus, lo que amplía las posibilidades de depuración del agua.
Amebas, protozoos, gusanos son los microorganismos más grandes de los tres y los que en la mayoría de los casos un simple filtrado de agua puede evitar que hagan de nuestro sistema digestivo su hogar.
Existen diferentes sistemas o métodos que nos permiten obtener un agua casi libre de sustancias, o lo que es lo mismo con una carga prácticamente inocua para nuestro organismo. En cualquier caso, y aunque en algunos de ellos no es inicialmente necesario, siempre es recomendable que el agua esté limpia, no turbia, por lo que es una buena idea filtrar o decantar de alguna manera el agua antes de aplicar cualquier sistema de purificación de agua.
Quizás estamos ante el método más tradicional por excelencia. Hacer hervir el agua durante varios minutos nos garantiza que hemos eliminado bastantes de los patógenos que puede contener. Pero no todos desaparecen con este método, alguno de ellos bastante peligrosos para el ser humano. Sin contar con la complicación que conlleva y el tiempo que tardaremos en tener el agua disponible.
En este apartado se encuentran los filtros y membranas, que aseguran un alto poder de purificación del agua. Este sistema, no químico, conocidos por algunos montañeros y corredores como los chupa charcos han evolucionado mucho hasta la fecha. De los pesados y grandes modelos destinados para las acampadas han surgido modelos muy ligeros e incluso ya contamos con sistemas de bidón, como Katadyn Befree, Lifestraw Go.
Estos bidones son como las típicas cantimploras de toda la vida pero que en su boquilla incorporan un sistema de filtrado de 0’1-0'2 micrones, según modelo. Este sistema de filtrado nos garantiza la eliminación de bacterias, parásitos y la mayoría de virus. Como ya hemos dicho, los virus son los microorganismos más pequeños y algunos de ellos pueden salvar este filtrado por lo que es importante conocer el poder de filtrado, es decir los micrones de nuestro filtro.
Incluso ya hay disponibles modelos que no sólo filtran, sino que eliminan la turbidez, el mal sabor y el olor del agua.
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Quizás el mejor o el método más efectivo que podemos utilizar ya que con un pequeño aparato de apenas 140grs de peso podemos eliminar de manera efectiva el 99.9 por ciento de los virus, las bacterias y los parásitos. El mayor inconveniente que tiene es que el agua no puede estar turbia, debemos filtrarla antes de aplicar el “disparo” de luz ultravioleta, aunque ya hay modelos que incorporan un bidón con filtro. Bien es cierto que no resulta muy cómodo o rápido si necesitamos agua para muchas personas, ya que depura o purifica de 1l a 4l por uso en función del modelo.
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Las famosas y clásicas pastillas o gotas potabilizadoras muy usadas años atrás por su bajo precio, peso y por el poco espacio que ocupaban en la mochila. Siguen siendo una buena opción sobre todo en zonas muy pobladas o viajes a lugares donde el agua no es muy segura, ya que este sistema elimina los virus que pueda haber en el agua. Por lo general estamos hablando de composiciones de cloro, lejía apta para consumo, e incluso yodo del que aplicamos en las heridas. Aunque dejan algo de sabor en el agua y debemos ser muy precisos con la dosis a aplicar para evitar intoxicaciones, lo que nos obliga a comprobar la cantidad de cloro que tiene el agua antes de usarla si estamos cogiendo agua del grifo o tratada. Tampoco es muy conveniente un uso largo en el tiempo de este tipo de potabilizadores. Otra desventaja es el tiempo que deberemos esperar para asegurarnos que han hecho su trabajo. Tendremos desde los 30 min hasta las 2 horas de espera para eliminar ciertos virus y bacterias. Algo bastante poco útil para una ruta de senderismo o una ascensión en el día a cualquier montaña.
Pero para viajes sigue siendo un sistema eficaz, podemos beber agua embotellada, y usar estos sistemas para un apuro, para lavarnos los dientes, en caso de desconfianza de la procedencia del agua, etc.
En cualquier caso, y puesto que se trata de productos químicos, hay que seguir al pie de la letra las instrucciones, en las que se detallan todas las cuestiones con exactitud.
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Cuando realizamos actividades de senderismo o montaña, independientemente de si es verano o invierno, vamos a necesitar beber mucha más agua de la que vamos a ser capaces de llevar con nosotros desde casa. Potabilizar y purificar el agua que encontramos en la montaña y la naturaleza es fundamental, ya que en la mayoría de las ocasiones no tendremos la certeza de su pureza.
Hay que ser conscientes que nuestro organismo ya no está acostumbrado a beber aguas sin tratar. Este es un motivo más, junto con los que ya hemos explicado, por el que es aconsejable contar con elementos de potabilización que nos eviten problemas intestinales que podrían arruinarnos nuestros planes y, lo que es peor, generarnos problemas graves de salud.
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