Inmersa en un paisaje serrano, donde los prados se alternan con los bosques de nogales, castaños y robles, La Alberca se encuentra al sur de la provincia de Salamanca, en la vertiente norte de la Sierra de Francia. Con un nombre de origen árabe, sus primeros vestigios se pierden en los tiempos prehistóricos, de ello son testigos las pinturas rupestres que se pueden ver en los canchales y riscos de sus alrededores. Los siglos XII y XIII trajeron la repoblación a la localidad por decisión del rey Alfonso IX de León, de cuya corona dependía la villa. Con Juan II, en el siglo XV, La Alberca pasó a depender de la Casa de Alba, y quedó bajo la jurisdicción de la villa cacereña de Granadilla, aunque manteniendo una gran autonomía; en el año 1515 tenía sus propias reglas y ordenanzas. Tras varios siglos de dependencia extremeña, en el siglo XIX, con la creación de las actuales provincias en 1833, La Alberca quedó definitivamente integrada en la provincia de Salamanca. En el año 1940 la localidad consiguió el título de Monumento Histórico-Artístico, curiosamente fue el primer municipio español con tal distinción, una rica historia que junto con el paraje natural que la rodea nos ofrece incontables sitios que visitar y lugares que ver en La Alberca.
Entrar en La Alberca y recorrer sus calles es trasladarse a una auténtica población medieval que ha pervivido en el tiempo manteniendo sus ritos y costumbres. Religiosidad, mitos y leyendas y por qué no, secretos que son tangibles en la arquitectura de su caserío y en el entramado de sus calles y callejas. Grandes escritores como Cervantes, que citó la Peña de Francia y su Virgen Negra en su novela El Quijote, o Lope de Vega que convirtió el lugar en el refugio en el que dos enamorados intentan vivir su amor, prohibido por la corte, han ayudado a imprimir este carácter legendario a La Alberca, y por ende a la Sierra de Francia y Las Batuecas. La casi totalidad de los edificios de la villa datan del siglo XVIII y en ellos llaman la atención sus dinteles en los que se muestran las fechas de fundación de las casas además de contener inscripciones, signos y anagramas religiosos. Calles con entidad propia como el Rincón del Campito, la plaza de Barrio Nuevo o la calle del Chorrito, la calle del Tablao y en el centro de la localidad la Plaza Mayor con la fuente y crucero del siglo XVIII, y frente a estos el antiguo Hospital de Peregrinos, completando el entorno la Casa Ducal, el Ayuntamiento y las antiguas escuelas, son algunos de los lugares imprescindibles que tenemos que ver en La Alberca.
El carácter religioso de sus gentes se ve plasmado, además de en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVIII, en sus ermitas como la del Cristo del Humilladero, una de las más antigua y que tenemos que visitar en La Alberca, la de San Antonio, con fecha de 1670 en el dintel, la ermita de San Blas, sin culto en la actualidad pero con especial importancia por la romería de "El Día del Pendón" que allí se celebra. La de Nuestra Señora de Majadas Viejas con pórtico románico y un curioso púlpito exterior de granito, sin olvidar la ermita de San Marcos cuyas ruinas ocupan un precioso lugar desde donde poder disfrutar de la visión de la Peña de Francia, la Peña del Huevo, la Alberca, el río Francia... La Alberca es un buen punto de partida para recorrer, por bellas rutas de senderismo, el Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia y disfrutar de sus bosques, acercarnos a la emblemática y lugar de peregrinación, Peña de Francia y su santuario, o visitar las cuevas prehistóricas que se encuentran a lo largo del valle.
La Alberca celebra sus fiestas patronales en honor a la Virgen de la Asunción el 15 de agosto. El 8 de septiembre se celebra la romería a la Peña de Francia y la romería a Majadas Viejas es el sábado anterior a Pentecostés.
El lunes de Pascua se celebra en la Alberca una tradicional fiesta que recuerda el triunfo y la valentía de las mujeres albercanas sobre las tropas portuguesas que durante la guerra castellana apoyaban a Juana la Beltraneja oponiéndose a Isabel la Católica. Estaban los portugueses, según cuenta la tradición, acampados cerca de La Alberca, saqueando y destruyendo todo a su paso, cuando las mujeres albercanas, con gran sigilo, les atacaron por sorpresa y, derrotándoles, hicieron suyo el Pendón del Prior de Ocrato. Al lugar de tan valeroso enfrentamiento se le llamó Las Matancias. La Casa de Alba para celebrarlo invitó a los vecinos a vino y desde entonces y como manda la costumbre se celebra en las eras el día del Pendón y el Ayuntamiento convida al pueblo y a todos los visitantes a obleas y vino, servido éste por los escancianos, que son los mozos recién casados.
En La Alberca es normal y cotidiano ver pasearse por las calles un cerdo. Es el popular marrano de San Antón. A principios de verano sueltan al gorrino que es alimentado y cuidado por todos los vecinos de la villa con gran esmero y cariño, pues el animalito en cuestión está destinado a ser sorteado en la rifa que, como manda la tradición, se celebra en La Alberca el día de San Antón, 17 de enero.
El Cristo que alberga la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción guarda una bonita leyenda que ha pasado de unos a otros con gran veneración. Se cuenta que un grupo de peregrinos se encontraron, en su camino hacia el Santuario de Nuestra Señora la Virgen de la Peña de Francia, con un carro que parecía abandonado y que ocultaba algo debajo de una lona. Éstos esperaron para ver si aparecía el dueño pero al transcurrir el tiempo sin que nadie lo reclamara decidieron ver cuál era su tan guardada carga y al levantar el toldo contemplaron con asombro que lo que cargaba no era otra cosa que una preciosa talla de un Cristo. Ante tal hallazgo decidieron acercarlo al cercano pueblo de La Alberca, donde quedó expuesto en un altar de la iglesia. Y continuaron su peregrinación. Tiempo más tarde volvieron a La Alberca con el propósito de dar gracias a ese Cristo que parecía haberles cuidado en su camino y postrándose a sus pies le veneraron. Una de las peregrinas levantó, en sus plegarias, los ojos hacia el Crucificado y cual no fue su asombro cuando vio que el Cristo estaba perlado de gotas de sudor color carmesí, el Cristo sudaba sangre. Desde entonces se le conoce como el Cristo del Sudor.
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Hasta La Alberca llegan diferentes carreteras que la comunican con las localidades de su entorno como Mogarraz, El Maillo, Miranda del Castañar o Sotoserrano entre otras. También podemos acceder desde Ciudad Rodrigo o desde Béjar.
La Alberca cuenta con servicio de autobuses que diariamente cubren el trayecto La Alberca-Salamanca, así como también está conectada por medio de autobús los lunes y viernes con Béjar y los martes y jueves con Ciudad Rodrigo. Los números de teléfono para ampliar información son, Estación Autobuses, Salamanca, 923 220 1 87 y el 923 120 800 o el 923 485 508 los de los servicios a Béjar y Ciudad Rodrigo.
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