Bañada por el río Tormes se sitúa al noroeste de Salamanca, en una altiplanicie granítica y rodeada de un variado paisaje donde tienen cabida los campos de cereal, la ribera del Tormes y las dehesas típicas del campo charro salmantino. Los restos arqueológicos encontrados hablan de un asentamiento prehistórico, posiblemente vetón, del siglo VII antes de Cristo. Con los romanos la Bletisama celta derivó en Bletissa y quedó dentro de Lusitania. De la época visigoda no queda ningún resto en Ledesma que sí se convirtió en un importante núcleo en la época musulmana. En el año 939, Ramiro II de León la reconquista a los musulmanes iniciando una repoblación del lugar pero esto no fue efectivo hasta el siglo XI con Alfonso VI, ya que Almanzor la atacó y saqueó en varias ocasiones.
Fernando II de León, en 1161 la circunvala de murallas, la convierte en un señorío real de Villa y Tierra y le concede fuero propio. Ledesma dejó de pertenecer a la corona cuando en 1462 Enrique IV se la cede a Beltrán de la Cueva con título de Conde de Ledesma para él y sus descendientes, que lo mantuvieron a lo largo de los siglos hasta la disolución del régimen señorial en el siglo XIX. Fue invadida por los franceses en 1808 alargando su ocupación hasta 1812. Con la división provincial del siglo XIX, Ledesma queda encuadrada dentro de la provincia de Salamanca. Y en la actualidad es un bonito pueblo que con la vista y las ilusiones puestas en un prometedor futuro, vive y mantiene un impresionante legado histórico, cultural, arquitectónico, sin olvidar su valioso y admirado paisaje.
Un apacible recorrido por la villa de Ledesma llevará al visitante a descubrir mágicos rincones en cualquiera de sus estrechas calles repletas de edificios llenos de historia que aguardan a los oídos atentos y curiosos de las gentes que a ellos se acercan para hacerles partícipes de ella. Con el aspecto impresionante de villa centenaria que le confiere el recinto amurallado y las construcciones que le rodean y que le ha valido ser declarado Conjunto Histórico Artístico en 1975, que mejor que comenzar la visita de Ledesma por la Fortaleza cuya construcción se inició en el último tercio del siglo XII por mandato de Fernando II de León, rodeando a ésta se encuentra la llamada Plaza de la Fortaleza, una gran explanada ajardinada en la que se aloja un verraco sin cabeza que data de entre el siglo VII y el I antes de Cristo y que se ha convertido en uno de los símbolos de Ledesma; el subsuelo de esta plaza guarda celosamente una serie de subterráneos, cámaras abovedadas, conductos, polvorines... que constituirían las bodegas y las canalizaciones de agua del palacio que se comenzó a construir a fines del siglo XV principios del XVI.
La Puerta de San Pedro, una de las más antiguas de las ocho puertas que la muralla de Ledesma tuvo, de ella se aprecian los restos de una de sus torres. Junto a la puerta se encontraba la iglesia de San Pedro, con cuyos restos se construyó al otro lado del río la iglesia de San Pedro y San Fernando. La Puerta de San Nicolás es la única puerta de la muralla que se ha conservado, fue construida en el último tercio del siglo XII. La Plaza Mayor nos sorprende con la iglesia de Santa María la Mayor que levantada como iglesia románica en el siglo XIII fue reformada entre los siglos XV y XVI. Con aspecto casi de fortificación el edifico del ayuntamiento se comenzó a construir en el siglo XV con el fin de ser sede de la Casa del Corregidor, Sala de Audiencias y Prisión Real.
El palacio de Beltrán de la Cueva era una casona donde los condes de Ledesma disfrutaban de las corridas de toros, los autos sacramentales y cualquier festejo que se celebrara en la Plaza Mayor. Entre este palacio y el de los Roderos el Arco de los Roderos comunica la Plaza Mayor con la Alhóndiga, datada en torno a 1.580 además de ser un almacén de cereal nació también como auxilio para los necesitados, de ahí que se la conociera como “paño de lágrimas de los pobres". Casonas y palacios que lucen los escudos nobiliarios de los linajes y personajes que los habitaron como la de las Almenas, el palacio de los Rodríguez de Ledesma-los Diece, el del Marqués de la Gracia Real de Ledesma o el de los Chave se entremezclan con iglesias como la de Santa Elena, que es la única que se ha conservado pura desde la época de la repoblación de finales del siglo XII, la de San Miguel que alberga en la actualidad el Centro de Interpretación Histórica de Ledesma "Bletisa", y ermitas como la de la Virgen del Carmen a la que llegaremos atravesando el puente Viejo, hasta el siglo XIX era el puente más alto que cruzaba el Tormes, la ermita de Nuestra Señora de la Concepción construida en 1841 en el antiguo solar de la Iglesia de San Polo... Después de pasear por la historia de Ledesma y de degustar su tradicional gastronomía, en la que la reina es la rosquilla ledesmina, que mejor que adentrarnos en su rico patrimonio natural que las dehesas y el Tormes con sus incipientes arribes nos ofrecen a través de miradores y variadas rutas senderistas.
Ledesma celebra en junio el Corpus Christi, son sus fiestas grandes; el domingo después del 16 de julio la fiesta es por su patrona Nuestra Señora del Carmen.
Según manda la tradición Ledesma celebra las Candelas, fiesta navideña en la que la madrugada del 23 al 24 de diciembre, a las 2 a m, en la Plaza Mayor, la gente se reúne para tocar las campanas, las seis campanas de la Gran Catedral, la iglesia de Santa María la Mayor. Tradición que se remonta a otros tiempos cuando de esa forma se avisaba a los campesinos que estaban fuera de la villa, trabajando el campo, para que volvieran a sus casas y celebrar así la Navidad; a su llegada les ofrecían aguardiente y mantecadas. Licores y mantecadas que hoy en día siguen degustando después del tañer de las campanas.
En Ledesma el Lunes Aguas es día de festejar el fin del ayuno de la cuaresma y la vuelta de las prostitutas a la villa, que según la tradición habían sido apartadas cincuenta días para evitar la tentación de los cristianos. Una tarde de campo, meriendas y folklore en la que los ledesminos, acompañados de amigos y familiares, llenan con su alegría el bonito paraje del Puente Mocho.
Ledesma, según la leyenda, en sus orígenes pudo llamarse Ferica en honor a su legendario fundador Ferico, conquistador compañero de Hércules en sus andanzas.
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Hasta la villa de Ledesma llegan diversas carreteras que la comunican con las localidades vecinas además de con Trabanca, Vitigudino, Bermillo de Sayago o La Fuente de San Esteban además de con la capital, Salamanca.
Ledesma cuenta con servicio de autobús que de lunes a sábado ambos incluidos la conectan con Salamanca y los demás pueblos del trayecto.
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