Está situada al oeste de Burgos en su extremo occidental, en el límite con la provincia de Palencia, asentada en la falda de una colina y en la margen izquierda del Río Odra. Castrojeriz tiene su origen en el cerro que vigila la zona, pues su carácter estratégico fue un gran motivo para los primeros asentamientos de población que los estudiosos datan de la época de la Edad de Hierro, siglo IV antes de Cristo, del periodo celtibérico, con un castro que luego fue romanizado en la época de Julio César y que fue llamado por estos Castrum Caesaris. Después, en la Alta Edad Media fueron los visigodos los que construyeron allí mismo otro castillo, Castrum Sigiceri, importante bastión estratégico en esa época. La villa se desarrolló y creció tanto física como económicamente cuando en el año 882 Munio Núñez ocupó y repobló la zona.
El Castro fue escenario de numerosas batallas entre árabes y cristianos y se derramó mucha sangre de uno y otro bando, por eso para algunos la etimología de Castrojeriz viene dada de Castro del Xaraiz, que en árabe quiere decir sangriento. La concesión del fuero que le otorgó, en el año 974, el conde de Castilla García Fernández, en él que se decía que cualquier campesino que posea un caballo se le equiparará con un infanzón, unido al auge de peregrinos hacia Santiago, convierten a Castrojeriz en una floreciente población medieval. La villa ha estado vinculada durante siglos al poder real. En la población nació la infanta Constanza, hija de Pedro I El Cruel. Al castillo de Castrojeriz, que años después hizo las veces de prisión, mandó el rey Pedro a su esposa Blanca y a su tía Leonor que estaban prisioneras en Roa. Castrojeriz estuvo en manos de la corona de Castilla hasta que los Reyes Católicos la concedieron como condado a Ruy Díaz de Mendoza. Siglos más tarde, en el Censo de Floridablanca de 1787 aparece como cabecera histórica del partido de Castrojeriz, uno de los catorce que formaba la Intendencia de Burgos durante el periodo comprendido entre 1785 y 1833. Su jurisdicción era de señorío siendo su titular la marquesa de Camarasa, que designaba alcalde ordinario.
Cuando nos acercamos a Castrojeriz, viniendo por el Camino de Santiago, nos reciben las ruinas del Convento de San Antón, del siglo XIV, enseguida la silueta de su castillo nos anuncia su cercanía. Es sin duda el monumento más antiguo de la villa y se encontraba rodeado por la muralla antigua de la localidad a la que se le conoceian varias puertas como la de San Miguel, Santa Eulalia, Puerta del Monte y Puerta Sardina. El Terremoto de Lisboa en 1.755 hizo que se desplomara la mayor parte de sus muros.
Siguiendo la ruta del Camino nos adentramos en la villa por el barrio extramuros donde nos da la bienvenida la iglesia colegiata de Santa María del Manzano, cuya primera referencia es del siglo XI, aunque el templo que hoy vemos se comenzó a construir en el siglo XIII. Su estilo es una transición entre el románico y el gótico, en su interior alberga interesantes pinturas y retablos, así como sepulcros del siglo XIV y bellas imágenes, entre las que destaca la de Nuestra Señora del Manzano, escultura a la que el rey Alfonso X el Sabio dedicará alguna de sus Cantigas. En el Castrojeriz medieval hubo ocho iglesias de las cuales sólo se conservan en pie la de San Juan y la de Santo Domingo. La iglesia de San Juan se levantó en el siglo XIII pero su claustro lo fue en el XV, a lo largo del siglo XVI sufre importantes reformas, tiene una sencilla portada, que parece inacabada, donde nos llama la atención un óculo con estrella de cinco puntas. La iglesia de Santo Domingo, de estilo gótico pero con reformas posteriores del siglo XVIII, actualmente el templo, cerrado al culto, ha sido reformado y en su interior alberga un centro de interpretación del Camino de Santiago, en el que, como si de un viaje en el tiempo se tratase, el visitante se sumerge en la historia de las peregrinaciones en la Edad Media y las aventuras de las gentes que las llevaban a cabo. Hubo también dos convento, ambos de la orden franciscana, uno para hombres y otro de mujeres, el Convento de San Francisco era el masculino, sus ruinas se encuentran en la carretera de Hontanas, del templo originario del siglo XIV sólo quedan una serie de arcos agudos y bóvedas de crucería.
El Convento de Santa Clara tras ser fundado, hacia el año 1264, por el Rey Alfonso X el Sabio, en el paraje de Tablín, junto a las fuentes, se trasladó a la villa en 1326. La iglesia del convento es de comienzos del siglo XIV y tiene una bella talla de la Inmaculada del siglo XVIII. Del antiguo palacio de los Condes de Castro quedan en pie los restos de la muralla y sus cuatro torreones, fue incendiado y destruido en la guerra de la Independencia, estuvo unido al castillo por el fuerte próximo y por una pared de tierra apisonada que dividía el cerro de norte a sur, después se edificaron en sus restos las antiguas escuelas y hoy sus instalaciones se usan como salón de actos. La casa Gutiérrez Barona, situada en el barrio de San Juan, fue edificada a finales del siglo XIV. Y por último pero no por ello menos interesante la Plaza Mayor, porticada y con una curiosa disposición alargada acorde con la villa caminera, podría ser del siglo XVII aunque conserva restos de columnas del XVI, en ella se celebraban los mercados de la villa. Los restos de una de las antiguas murallas que protegían el pueblo, situados en la zona baja de la villa, albergan una plaza conocida como la Puerta del Monte, está muy concurrida por los habitantes y veraneantes y en ella se encuentran la mayoría de los bares, restaurantes y hoteles. Además numerosas rutas implican a la villa con la naturaleza, el arte y la historia como, la ruta de Campos de Castrojeriz, Villadiego y Sasamón, la del Renacimiento o la ruta de la comarca Odra - Pisuerga.
Castrojeriz celebra fiestas en honor a su patrón San Juan el 24 de junio y festeja a su patrona Santa María del Manzano, la fiesta del Sejo, la primera semana de septiembre.
Una tradición arraigada ya en Castrojeriz es la fiesta del Ajo, pues aunque aquí convive con otros productos agrícolas desde hace siglos, es el único que cuenta con un día en el que se ensalza su principal valor, el gastronómico. Fueron los egipcios y los griegos quienes ya valoraban las propiedades del ajo, que se utilizaba bien como condimento en la cocina o como antibiótico natural. Su fama ha mezclado leyenda y realidad, dándole grandes valores. La Feria del Ajo se ha convertido en una cita obligada en Castrojeriz, donde el sabor y la tradición del cultivo se mezclan con la fiesta y el buen comer.
En Castrojeriz hay un crucero que en vez de tener una cruz latina luce una TAU. Quizás sea un recuerdo de la Orden de los Antonianos que tuvieron monasterio y hospital a las afueras de la villa, las impresionantes ruinas del convento de san Antón, donde eran atendidos los enfermos que llegaban a él con el fuego de San Antón, llamado también fuego sagrado o fuego del infierno. Sus síntomas, alucinaciones, convulsiones y contracción arterial, conducían a la necrosis de los tejidos y la aparición de gangrena en las extremidades principalmente. El único remedio conocido en la Edad Media consistía en acudir en peregrinación a Santiago de Compostela. La enfermedad era producida por el consumo prolongado de pan de centeno contaminado por el hongo cornezuelo. El hospital del convento de San Antón de Castrojeriz curaba a los enfermos ofreciéndoles pan de trigo candeal, antes de cocerlo se le dibujaba una Tau y se bendecía en la fiesta de San Antonio, también usaban el vino santo, remedio del fuego que se administraba para la curación de los lacerados por su contacto y aspersión.
Cuenta la leyenda que hace muchos años, una mora muy hermosa, hija del sultán del castillo, estaba enamorada de un joven caballero cristiano, pero su padre había pactado su casamiento con un rico y poderoso sultán. Cuando llegó la edad de casarse, comenzaron los preparativos y festejos de la boda, hubo banquetes, bailes, pero la mora estaba muy triste pensando en su amor, llegado el día de cumplirse el casamiento pidió irse de la fiesta para descansar y en un descuido cogió la espada del que ya era su marido y se retiró a su habitación, una vez en ella, como no podía pertenecer al caballero que amaba se clavó la espada en el corazón. Hoy en día en el silencio de la noche, el aire del castillo trae los gemidos de la triste y desventurada muchacha.
Hasta Castrojeriz podemos llegar siguiendo la BU-400 que desde Melgar de Fernamental une la A-231 o autovía del Camino con la A-62, entre Burgos y Valladolid, en Villaquirán de los Infantes. También lo podemos hacer desde Villasandino en plena N-120 entre Burgos y León siguiendo la BU-404. Otras carreteras locales unen Castrojeriz con las localidades próximas como Hontanas o Pedrosa del Príncipe en los límites de las provincias de Burgos y Palencia.
Hay servicio de autobús Burgos-Castrojeriz de lunes a viernes en horarios diferentes y también se puede acceder en autobús desde Melgar de Fernamental.
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