Se sitúa prácticamente en el centro de la provincia de su nombre, en una zona de baja montaña, es atravesada por el río Arlanzón que actúa como principal arteria de la ciudad. A pesar de la zona llana que produce este río y la confluencia de varios de sus afluentes, existen varios cerros y zonas elevadas, que en algunos casos separan barrios y zonas históricas de la ciudad. Aunque existen pruebas claras de asentamientos prehistóricos, de poblados cántabros, berones, turmódigos, pelendones y arévacos, después llegarían los romanos e incluso en una crónica árabe se cita una población denominada Burchia, que bien podría corresponder con la actual Burgos, la actual ciudad comienza a forjar su historia cuando en el año 884 Alfonso III, en un intento de detener el avance musulmán, mandó al conde Diego Rodríguez Porcelos construir una fortaleza en lo alto del cerro, al lado del río Arlanzón y, bajo su protección, repoblar la zona.
Cuando Fernán González, en el año 931, reúne bajo su gobierno los condados de Burgos, Lara, Lantarón, Cerezo y Álava, le dio a Burgos la categoría de capital del condado de Castilla. Fernando I, en el 1035, la erige como capital del reino castellano y Alfonso VI la encumbra como sede episcopal. Desde el año 1230, y de manera intermitente, fue la sede y capital de la Corona de Castilla hasta el reinado de los Reyes Católicos. A finales del siglo XVI la ciudad inicia un periodo de decadencia ocasionado por la importancia que alcanzaron las Guerras de Flandes y el descubrimiento de América entre otros, que unido a que los monarcas de la época trasladasen la capital a Madrid, actuó en su detrimento. Burgos comenzó a resurgir a partir de las últimas décadas del siglo XVIII en que el Despotismo Ilustrado pareció renovar la ciudad. En los siglos sucesivos las distintas guerras que sufrió el país también la afectaron como no podía ser menos, las napoleónicas, la Guerra Civil... pero hoy en día Burgos es una ciudad viva y moderna donde su gran patrimonio cultural, artístico e histórico forma parte importante en el día a día de sus gentes.
Recorrer las calles de Burgos es como adentrarse en un bello libro donde la historia, el arte, y sus personajes ilustres, han dejado su impronta convirtiéndose en autores y protagonistas. Entres por donde entres a la ciudad, te dan la bienvenida siglos de historia. Atravesando el río Arlanzón, uno de sus puentes, el de Santa María, nos adentra a través de la puerta de su mismo nombre, que es una de las antiguas doce entradas a la ciudad en la Edad Media, emblemático monumento reconstruido como arco en honor de Carlos I de España, a la plaza de San Fernando, donde se yergue la Catedral, sin lugar a dudas uno de sus monumentos más famosos por su gran belleza. Fue levantada por iniciativa de Fernando III el Santo y el obispo Mauricio en el año 1221 e inaugurada por dicho obispo en 1.260. Al mismo tiempo se construía el Monasterio de las Huelgas. Además un sinfín de preciosas iglesias, estatuas, museos, palacios y puentes salen al encuentro del curioso paseante. La iglesia de Santa Gadea, la de San Nicolás, frente a la catedral, la de San Gil, posiblemente construida sobre la ermita el siglo XIII de San Bartolomé, la de San Esteban, San Cosme y San Damián, la de San Lesmes, gótica situada en pleno Camino de Santiago fue mandada construir por Alfonso VI de Castilla en 1074 en honor a San Lesmes, patrón de la ciudad, y alberga los restos del monje. En el antiguo pueblo de Gamonal, hoy barrio de Burgos y antaño sede episcopal, se encuentra la iglesia de Santa María la Real y Antigua, gótica de principios del siglo XIV. Palacios como el de Castilfalé, hoy sede del archivo municipal y construido en el siglo XVI, el Palacio de la Diputación, la Casa del Cordón, el Palacio Arzobispal.
Remontándose en el tiempo y vigilante de la ciudad está el Castillo, que ha sufrido a los largo de los siglos numerosas contiendas y destrucciones entremezcladas con años de esplendor, como el que vivió con Enrique III que lo convirtió en un lujoso palacio con enormes y elegantes salones de estilo mudéjar. Pero fueron los franceses, en 1813, quienes en su huida lo volaron dejándonos lo que vemos hoy día. Hoy se puede disfrutar de la ciudad desde sus torreones, pero sujetos a un horario de visitas. Las murallas rodeaban la ciudad desde el siglo XIII. Los restos mejor conservados de ellas son Los Cubos. Al llegar al torreón de doña Lambra, la muralla da un gran giro y comienza su ascensión hacia la puerta de San Martín. La Cartuja de Miraflores se suma a tanta belleza en el siglo XV. Pero en Burgos han sabido compaginar el tono frío y gris azulado de la piedra con el verde frescor de sus parques y jardines, el parque del Castillo; Fuentes Blancas,cercano a la Cartuja de Miraflores; el paseo de la Isla. Entre las Huelgas y el Hospital del Rey se encuentra el bonito parque El Parral, el paseo del Espolón, la ribera del Arlanzón ...Y como complemento a un entorno tan prodigo no puede faltar su exquisita gastronomía donde unido a los famosos quesos y morcillas, se puede degustar un rico cordero asado, la sopa castellana, una buena olla podrida... y si lo que se quiere es ir de tapeo las zonas más frecuentes son las cercanas a la Plaza Mayor, como son la calle de San Lorenzo o la calle Sombrerería, entre otras.
La ciudad de Burgos celebra por todo lo alto sus fiestas mayores en honor a San Pedro y San Pablo, suele ser una semana intensa girando en torno del día 29 de junio festividad de San Pedro. El 30 de enero festeja a San Lesmes, patrón de Burgos. Por el Corpus Christi se hacen procesiones y el viernes después de éste se celebra el Curpillos, también conocida como el día del Parral. Es una fiesta popular que comienza en el Monasterio de las Huelgas realizando una procesión con el Pendón arrebatado al jefe moro Miramamolín tras la victoria de la Batalla de las Navas de Tolosa y termina con una romería en El Parral.
El último fin de semana de mayo tiene lugar la Romería de Nuestra Señora de la Blanca. Los romeros, las autoridades, las peñas y los grupos de danzas se reúnen en la iglesia de San Pedro de la Fuente para, desde allí y portando una imagen de la Virgen, subir hasta la campa del Castillo donde estuvo ubicada la iglesia medieval de Nuestra Señora de la Blanca antes de que los franceses asolasen y destruyesen toda la zona del castillo y sus alrededores durante la Guerra de la Independencia, después de la misa se reparte paella entre el público asistente, además se organizan talleres, actuaciones, y torneos y mercadillo medieval.
La mayoría de las cofradías que intervienen en la Semana Santa burgalesa tienen su origen en la Edad Media que, por aquel entonces, estaban asociadas a algún gremio laboral, la cofradía de los plateros, zapateros, yeseros, hortelanos, curtidores... También había cofradías formadas por clérigos, capellanes, mercaderes o nobles caballeros. Luego con el tiempo se han ido formando otras nuevas que tienen un carácter penitencial, además de conmemorar la Pasión de Cristo. Otra curiosidad, que todos conocemos, es que en la iglesia de Santa Águeda, junto a la catedral, tuvo lugar el juramento que el Cid exigió al rey Alfonso VI de que no tuvo arte ni parte en la muerte de su hermano Sancho II, la famosa Jura de Santa Gadea, por la que luego fue desterrado.
Una de las imágenes más típicas de la catedral de Burgos es la de la figura del Papa Moscas. En torno a él gira la leyenda que se cuenta de cuando Enrique III acudió a orar a la catedral y allí quedó enamorado de una bella doncella a la que siguió hasta una casa, así un día tras otro hasta que una tarde se intercambiaron unos pañuelos pero no se dijeron nada, entonces el rey oyó un lamento y la doncella desapareció. Cuando el rey volvió al cabo de unos días a la casa donde veía entrar a la muchacha, la encontró vacía y los lugareños le dijeron que llevaba abandonada varios años. Entonces el rey, afligido, encargó que le hiciesen una figura que reflejase la belleza de la dama y que emitiese el lamento que él escuchó, pero sus torpes artesanos lo que le entregaron fue la imagen que hoy en día cuando el reloj de la catedral da las horas, se asoma abriendo su boca que ahora muda por mandato del obispo, antes emitía como unos graznidos, nada parecido a un lamento.
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Burgos dada su privilegiada situación es un importante cruce de caminos, por el municipio discurren numerosas carreteras nacionales, autovías y autopistas que unen la ciudad con todas las capitales que la rodean. Al norte es la N-623 y la N-I las que llegan hasta él desde Santander y Vitoria respectivamente, al oeste es la A-231 o autovía del Camino y la A-62 las que lo hacen desde León y Valladolid, por el este es la N-120 la vía de unión con Logroño y por el sur es de nuevo la N-I, ahora A-I, la que llega desde Madrid.
La Estación de Autobuses de Burgos, está situada en la zona sur de la ciudad, muy céntricamente y próxima al puente Santa María, a la Catedral de Burgos y al Museo de la Evolución Humana. La estación de autobuses de Burgos tiene dos accesos, el principal que se encuentra en la C/ Miranda, y el de la parte posterior por donde acceden los autobuses de la C/Aranda de Duero.
C/ Miranda 4-6, 09002
Burgos
Teléfono: 947 288 855
La Estación de Trenes de Burgos-Rosa de Lima se encuentra al norte de la ciudad, en la avenida Príncipes de Asturias, cerca de los barrios de Villimar y G-3, a 5 km del casco antiguo. Hay varias líneas de autobús urbano que facilitan al viajero la movilidad entre la ciudad y la estación.
Avenida Príncipe de Asturias s/n
Burgos
Teléfono: 902 240 202
El Aeropuerto de Burgos Villafría está situado al noreste de la capital, la línea 24 de Autobuses Urbanos de Burgos conecta el aeropuerto con el centro de la ciudad, el acceso al aeropuerto lo encontraremos a la salida de Burgos siguiendo la N-120 dirección Logroño.
Ctra. Madrid-Irún, Km 245
Burgos
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