Antiguos caminos que unen algo más que villas
Anguiano, Tobía y Matute, tres localidades unidas, desde hace siglos, más allá de estructuras administrativas o económicas, unidas por sus gentes, sus montes y bosques que han dado forma a tradiciones y costumbres forjadas por los espectaculares paisajes que las rodean. Parajes, bosque y montañas por los que discurre la Ruta de Tres Villas, uniendo entre si naturaleza, cultura e historia, signos de identidad de estas tierras.
La ruta, con 19,8 Km, bien podría iniciarse en cualquiera de estas tres villas, más bien, Anguiano se antoja como el punto de partida escogido para sumergirnos de lleno en este impresionante recorrido. Localidad, Anguiano, de tres barrios, de los cuales dos visita esta Ruta de Tres Villas, el Barrio de Mediavilla y tras cruzar el afamado Puente de Madre de Dios, el Barrio de Las Cuevas donde nos aguarda su iglesia de San Pedro, junto a la que el recorrido nos lleva a pasar. Zona por excelencia de rutas de senderismo en La Rioja, en nuestros primeros pasos coincidiremos con el GR 93, que atraviesa de oeste a este La Rioja, con la Ruta de Peñas, perteneciente igualmente a las Rutas entre Hayedos, como la que hoy nos ocupa o el Sendero del Castaño de la Nisia, que nos acerca hasta este árbol singular de La Rioja que cuenta con algo más de 400 años de edad. Pero rápidamente nuestra ruta nos obliga a despedirnos de tan grata compañía para encaminarnos en busca de la ribera del río Najerilla, que en su curso medio alto baña estas tierras. Salimos de Anguiano no sin antes asomarnos a su cuidado lavadero, muestra de la actividad que desde años atrás aquí ha acontecido. Caminamos conscientes del camino que resta por delante y del gratificante esfuerzo que nos llevará recorrerlo. Esfuerzo que a nuestro paso junto a la antigua central hidroeléctrica comienza a hacerse notar. Emprendemos entonces un laborioso ascenso a través del tupido bosque de encinas que nos envuelven con su sombra. Nos encontramos en nuestro camino con antiguos corrales como el de Umbría, vestigios de antiguas labores llevadas a cabo en estos montes.
El ascenso se hace largo, pero la recompensa bien merece el esfuerzo, el Collado Cervanco nos obsequia con inmejorables vistas a ambas vertientes de la montaña. Igualmente nos encontramos ante un nuevo cruce de rutas donde convergen con la nuestra la Ruta de San Quiles y la Ruta de Valvanera. El barranco de Rigüelo y su arroyo nos aguardan montaña abajo, y hacia allí continuamos embarcados en un vertiginoso descenso, amenizado por los riscos de Peñalba y la silueta de la sierra de La Demanda. De nuevo nos sorprendemos recorriendo un tupido bosque de hayas, siguiendo el curso del arroyo justo antes de que este se despeñe barranco abajo. En este tramo nos espera un trazado alternativo, la variante de Tres Villas, el cual nos permite acortar considerablemente la ruta, y disfrutar aún más del hayedo que estamos recorriendo. El trazado original prosigue hacia Peñalba que precede al collado de Londeras o La Castillo como también se le conoce. Desde él que a través del barranco de Entrepuerta y bajo la atenta mirada de la Peña Tobía descenderemos hasta el valle del río que lleva su nombre. Allí nos espera Tobía y su iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, sin olvidarnos tampoco de su Roble de las Once, otro imponente árbol singular de La Rioja de algo más de 300 años, símbolo de esta villa. Desde Tobía nos encaminamos hacia la cercana Matute a la que llegamos siguiendo un antiguo trazado que la unía con Tobía. Nada más entrar en esta noble villa nos salen al paso muestras de su importante historia, casas blasonadas, auténticos palacios indianos junto a su iglesia de San Román nos hacen olvidarnos por un momento de los kilómetros ya recorridos. Pero la ruta vuelve a reclamar su protagonismo, en parte compartido ahora con otros trazados como son la Senda del Salto del Agua y la Ruta de San Quiles sin olvidarnos del GR 93, del cual nos despedimos por el momento. Nos volveremos a acercar al arroyo de Rigüelo, justo cuando éste escapa de las peñas que lo encerraban, para, despidiéndonos de la Senda del Salto del Agua que lo recorre, comenzar un nuevo e intenso ascenso que nos devolverá a las montañas que por un instante habíamos abandonado.
La majada de Londeperro es el punto en el que debemos despedirnos de la Ruta de San Quiles que prosigue su ascenso hacia la cima del San Quirico y donde se nos une el trazado que sigue la Variante de Tres Villas procedente de La Cubilla, mientras nosotros cortamos su ladera atravesando el colorido hayedo que la puebla. Hayedo que como por arte de magia nos deja en plena majada de Peña Reloj, simbólica cima muy ligada a la villa de Anguiano la cual ya podemos volver a ver en el fondo del valle hacia el que ponemos rumbo. Nos espera un rápido descenso que nos acercará a las Praderas de Ayanatón donde nos volveremos a encontrar con la Ruta de Peñas con la que compartiremos un corto tramo antes de que ésta ponga rumbo hacia la Cueva de Nuño, o bien, si así lo queremos, seguir su otra vertiente para encaminarnos hacia el Castaño de la Nisia. Nuestra ruta prosigue su descenso con la vista puesta en el valle del Najerilla hacia el que nos dirigimos, pero antes un viejo conocido vuelve a compartir andanzas, el GR 93 nos acompañará en este último tramo que nos separa de Anguiano donde finaliza esta Ruta de Tres Villas tras volver a cruzar el Puente de Madre de Dios.
Cuentan antiguas leyendas que entorno a Peñalba y las peñas de Tobía, los días de niebla, se esconden oscuros espíritus que aprovechando la impunidad que les otorga la poca visibilidad aprovechan para agarrar a cuantos se atreven a salirse de los caminos y las sendas y llevárselos consigo a las profundidades de los barrancos de donde ya nunca más podrán salir.
Al municipio de Anguiano llegamos siguiendo la LR-113 que une Nájera con la burgalesa localidad de Salas de los Infantes. Esta misma carretera, en Nájera, comunica con la A-12, Autovía del Camino y con la N-120, entre Burgos y Logroño. También existe un amplio horario de autobuses interurbanos que unen a Anguiano tanto con Nájera, como con Logroño. Una vez allí en plena carretera que atraviesa la localidad encontraremos, a la salida de Anguiano dirección Monasterio de Valvanera, una zona de aparcamientos donde poder dejar nuestro vehículo.
Ruta bastante exigente para nuestro amigo tanto por su kilometraje como por su desnivel total, por lo que es importante que esté acostumbrado a este tipo de recorridos.
Un recorrido de senderismo de este tipo obliga más que nunca a que llevemos agua y alimento suficientes sin dejar al azar el localizar puntos de agua, que aunque los pasaremos estos están bastante lejos los unos de los otros.
El ganado, caballos, vacas y ovejas son unos habituales de estas tierras a los que hay que sumar algún que otro perro que sobre todo en Tobía, saldrá a llamar la atención de nuestro paso. La fauna autóctona también es muy abundante y variada, pero verla es algo más difícil, salvo las aves.
La Ruta de Tres Villas la iniciamos junto a los paneles informativos de las Rutas entre Hayedos que tenemos ubicados en el aparcamiento que está en la carretera que atraviesa Anguiano (0h 00min), justo a la salida de la localidad según nos dirigimos hacia el Monasterio de Valvanera.
A los pies de la vertical peña que franquea la carretera nos encontramos con el inicio de la calle por la que debemos seguir.
Esta calle, por la que posteriormente regresaremos, nos lleva directos a cruzar el Puente de Madre de Dios. Nada más cruzarlo dejaremos a nuestra derecha el camino por el que llegan hasta Anguiano el GR 93 y nuestra ruta una vez la completemos en su totalidad.
Nosotros continuamos sin desviarnos, por ahora, dejando otra calle a nuestra izquierda para ascender hacia la iglesia del Barrio de las Cuevas que estamos recorriendo.
En este itinerario, en el que seguimos constantemente la calle principal, nos acompañará también la Ruta de Peñas, que sigue este mismo recorrido a su llegada a Anguiano.
Al poco rato, justo antes de que nuestra calle se estreche y comience una nueva rampa, deberemos seguir por la calle de la izquierda, despidiéndonos de la Ruta de Peñas y el Sendero que lleva al Castaño de la Nisia, árbol singular de La Rioja, desde donde los que se quieran acercar a visitarlo tendrán la posibilidad de retomar la Ruta de Tres Villas siguiendo el sendero señalizado que los devolverá hasta ella sin necesidad de regresar sobre sus pasos.
Nuestra ruta sigue recorriendo las calles de este barrio de Anguiano en busca del cercano río. Pronto las mismas casas de la localidad nos obligan a volver a girar para ahora dirigirnos hacia las afueras de la población.
Dejamos atrás Anguiano mientras seguimos una perfecta pista asfaltada que discurre junto al río Najerilla. Esta pista nos lleva sin mayores complicaciones al encuentro de la central eléctrica, río arriba.
Al llegar a su altura comenzaremos el duro ascenso que nos espera por delante. Rápidamente nuestra pista cambia su perfecto firme, preludio del empedrado camino que nos espera.
El desnivel ya nos deja bien claro desde un primer instante el esfuerzo que nos va a costar llegar hasta Cervanco.
Poco después de pasar junto a una solitaria casa llegamos al momento de abandonar el camino para adentrarnos por la ladera de la montaña.
Nada más tomar el desvío dejaremos atrás una primera trocha para, ahora sí, introducirnos de lleno en la ascensión por el interior del bosque.
La descarnada senda nos hace ganar altura no sin esfuerzo, protegidos del sol por la vegetación que nos rodea.
Nuestra senda zigzaguea por la montaña buscando rebajar la inclinación y haciéndonos dejar de lado alguna que otra trocha.
El serpenteante curso de nuestra senda nos lleva al encuentro del sendero que llega hasta nosotros desde el Castaño de la Nisia. Proseguimos el duro ascenso rodeados por completo por la vegetación que delimita igualmente nuestra senda.
El sendero que estamos siguiendo continua haciéndonos cambiar de orientación, aunque cada vez con tramos más largos entre cada giro. Son varias las trochas que vamos dejando de lado mientras seguimos ganando altura con cada paso.
En contadas ocasiones estas trochas tan solo son atajos o rodeos momentáneos que se vuelven a unir con nuestra senda.
Al rato llegamos a un claro donde se encuentran las ruinas de un antiguo corral. Rápidamente y tras haber podido contemplar por un instante el paisaje que nos rodea, nos volvemos a introducir en el bosque para proseguir el ascenso.
El empedrado sendero no ceja en su empeño de ganar altura con rapidez, no dándonos ni un momento de respiro. Seguimos cortando la ladera de la montaña ocultos del sol por la vegetación que nos rodea.
De vez en cuando los árboles nos permiten observar las montañas que estamos surcando y el valle que estamos ascendiendo. La senda parece haber suavizado su desnivel aunque solo sea por unos metros.
Al rato salvamos un pequeño arroyo que corre ladera abajo y que nos avisa del inicio del tramo final del ascenso.
La senda parece desaparecer entre la vegetación, pero si observamos atentos pronto veremos su continuación.
Nos enfrentamos a un nuevo duro repecho en el que, en un principio, nuestra senda no está tan marcada, obligándonos a estar atentos a las marcas de la ruta.
La espesura de la vegetación ha ido cediendo terreno con cada paso indicándonos la cercanía del final del ascenso. Pero todavía nos espera una empedrada rampa que vuelve a exigirnos un nuevo esfuerzo.
La altura ganada nos recompensa con unas bonitas panorámicas, dando por buenas las energías gastadas.
El desnivel se suaviza poco antes de que lleguemos hasta el Collado de Cervanco (2h 00min).
Aquí aparte de recuperar las fuerzas es el punto de unión también con la Ruta de Valvanera y la Ruta de San Quiles, que nos permiten cambiar de recorrido y acercarnos a alguno de esto emblemáticos lugares.
Una vez recobrado el aliento emprendemos el vertiginoso descenso por la ladera contraria a la que acabamos de subir.
Esta vez nos vemos siguiendo una empinada pista que casi nos hace alegrarnos de haber llegado hasta el collado por donde lo hicimos.
Como no podía ser de otra forma nuestra pista describe las típicas zetas en busca de paliar parte del desnivel que de otra forma tendría.
No son muchos los caminos o cruces con los que nos encontramos, aun así en todos ellos queda bien claro el rumbo a seguir.
Tras unos cuantos giros y curvas nuestra pista comienza a perder inclinación dejándonos disfrutar del bonito paraje que recorre.
En este tramo estaremos acompañados por el encabritado arroyo que fluye valle abajo. El perfecto estado de la pista por la que vamos nos permite avanzar con cierta rapidez.
Poco antes de salir del hayedo nos encontramos en pleno cruce de caminos con el punto de inicio de la Variante de Tres Villas que, de seguirla, nos llevaría hasta el collado de Londeperro, justo donde está el desvío de la ruta de San Quiles, evitándonos así bastantes kilómetros. Nosotros seguimos por la pista y casi sin darnos cuenta nos vemos desprovistos de la protección que nos brindaban los árboles al mismo tiempo que podemos contemplar las colosales peñas que estamos surcando.
Peñalba nos observa desde lo alto mientras cortamos su ladera siguiendo el discurrir del camino que nos guía.
Al rato dejamos a un lado el estrecho sendero que aun hoy lleva hasta el Monasterio de Valvanera. Volvemos a tener que enfrentarnos a una nueva subida que se hace algo más dura de lo esperado al cortarnos el ritmo súbitamente.
Las imponentes peñas de Tobía van acercándonos con cada paso al mismo tiempo que observamos los profundos barrancos que tenemos a nuestra derecha, donde también podemos observar parte del duro ascenso que nos espera unos cuantos kilómetros más adelante.
Justo antes de disponernos a pasar por la ladera de la peñas que tenemos frente a nosotros, llega el momento de abandonar el camino que tanto tiempo hemos llevado para comenzar el descenso final hasta Tobía.
Recorremos una verde pradera que rápidamente muestra ante nosotros la barranquera por donde tenemos que descender.
Avanzamos unos metros en busca del poste que, un poco más abajo, a nuestra izquierda, marca el inicio del sendero que debemos seguir. Inicialmente la ruta parece querer hacernos bordear Peñalba, la peña bajo la que el camino nos hizo pasar hace un rato.
Pero nada más lejos de la realidad ya que cuando parece que nos hará comenzar a ganar altura, la senda se bifurca permitiéndonos continuar con el descenso.
Descenso que cada vez más evidentemente busca llevarnos a pasar entre las peñas que jalonan la barranquera que estamos bajando.
Un solitario árbol marca el momento en el que la ruta se precipita definitivamente hacia el fondo del valle.
Ya sin un sendero claramente marcado, nuestra referencia, aparte de las marcas de la Ruta de Tres Villas, es la garganta por la que el valle busca salir de entre las peñas que lo rodean.
Ya más abajo regresan los senderos horadados por los animales que habitan este paraje. Seguimos el descenso ya sin más complicaciones que buscar el mejor trazado de los muchos que nos acompañan. Ante nosotros se abre un nuevo valle, hacia el que según parece nos dirigimos.
Tenemos que estar atentos y no seguir sendas que nos sacan del correcto trazado sin llevarnos a ningún lugar y haciéndonos regresar sobre nuestros pasos para recuperar el itinerario correcto.
Ya cerca del final del descenso tendremos que atravesar un par de verjados o portillas que impiden el paso a los animales. Tras la segunda barrera nos quedan escasos metros para llegar al final del descenso.
Frente a nosotros nos encontramos con la carretera por la que debemos continuar. Esta pista asfaltada nos lleva rápidamente a las inmediaciones de la localidad que estamos a punto de visitar.
La carretera será la encargada de guiarnos a nuestro paso por Tobía (3h 30min).
Seguimos el curso de la carretera hasta que poco después de pasar por la plaza donde se encuentra el ayuntamiento, llegamos a la altura de una fuente. Allí dejaremos la calle principal para descender en busca del río que antes hemos atravesado.
Nada más cruzarlo Comienza a nuestra derecha un bonito sendero que nos hace prácticamente regresar sobre nuestros pasos. Un poco más adelante dejaremos el frontón a un lado para comenzar un empinado ascenso.
Ascenso que suaviza su inclinación al encontrarnos con el sendero que debemos seguir y que vuelve a hacernos retomar el rumbo correcto hacia Matute. Algo más adelante nos veremos obligados a vadear el arroyo, por lo general seco que ya habías atravesado mientras que seguíamos el sendero acondicionado bordeando Tobía.
Las marcas del recorrido nos hacen cortar la ladera de la montaña permitiéndonos contemplar en lo alto el inconfundible Roble de las Once. Son varios los cauces de arroyos que atravesaremos mientras bordeamos Tobía, dejándolo poco a poco atrás.
No son muchos los senderos con los que nos cruzaremos y las marcas se encargan de recordarnos el camino correcto, sin dejarnos perder por ahora la altura ganada. Las imponentes peñas que se alzan a nuestra derecha nos observan mientras recorremos esta parte de la ruta.
Al rato y tras atravesar un nuevo arroyo comenzaremos el descenso que nos lleva al encuentro de la carretera que une Tobía con Matute. Carretera que ya podremos intuir a nuestra izquierda, mientras recorremos un bosque de pinos.
Casi sin darnos cuenta vemos unos cuantos metros más abajo el comienzo del camino de tierra al que nos debemos dirigir. Camino al que llegamos tras un rápido descenso y por el cual seguiremos.
El camino nos obliga a un nuevo esfuerzo hasta llegar al desvío que debemos seguir. Ya tan solo nos resta seguir el curso de la pista principal que nos lleva sin esfuerzo rápidamente hasta las puertas de la localidad.
Nos adentramos en Matute descendiendo por sus calles en busca de la plaza que alberga a la iglesia. Una vez en ella a nuestra derecha, en pleno centro de Matute (4h 00min), vernos los carteles que informan de las diferentes rutas que desde aquí parten o que por aquí pasan como es el caso de la nuestra.
Desde la misma plaza encontramos el comienzo de la calle Mayor por la que seguiremos, dejando atrás la iglesia y los carteles informativos de los itinerarios que tenemos disponibles.
En esta parte del recorrido coinciden en su trazado la Ruta de San Quiles, la Senda del Salto del Agua y la Ruta de Tres Villas.
Rápidamente dejamos la calle Mayor para comenzar el ascenso que nos sacará de Matute siguiendo las marcas, que por duplicado, nos señalizan el itinerario.
Ya sin más desvíos, la calle Orive es la encargada de guiarnos a través de la localidad. Las casas van cediendo terreno y pronto nos veremos sorprendidos por el abrupto paisaje que tenemos por delante.
Dejamos a nuestra espalda Matute para continuar ascendiendo suavemente, ahora ya por una amplia pista de tierra que nos hace pasar junto a un cercado para el ganado.
Poco después de dejar atrás este cercado, en plena curva, abandonamos la pista por la que vamos para comenzar un rápido descenso que nos hace perder la altura ganada.
El camino por el que descendemos deja paso a una senda acondicionada con escalones que nos lleva hasta el fondo del valle.
Al finalizar esta zona de escalones el recorrido continúa remontando el barranco siguiendo el curso que le marca una pequeña acequia de riego. El arroyo de Rigüelo nos acompaña por unos metros a la par que nos adentramos entre las colosales peñas que se alzan sobre nuestras cabezas.
Atravesamos una portilla de madera para poco después cruzar el arroyo y recorrer los últimos metros en los que coincidiremos con él.
Nada más salir a un pequeño claro nuestro recorrido gira en redondo, despidiéndose de la Senda del Salto del Agua, para comenzar el verdadero ascenso a San Quiles. Una enriscada senda nos lleva rápidamente hasta una amplia majada.
Nada más llegar, a nuestra derecha vemos los postes que nos obligan a ascender por el prado para coger el hombro de la montaña.
Seguimos ganando altura con rapidez al mismo tiempo que disfrutamos del espectacular paisaje que nos rodea.
La trocha por la que vamos nos conduce hacia unas solitarias peñas que a nuestra salida de Matute veíamos a la izquierda en la ladera de la montaña. Bordeamos esta peña por su izquierda para proseguir con el ascenso.
En esta parte de la ruta avanzamos encajados entre el hombro de la montaña, a nuestra derecha, y un cercado metálico a la izquierda.
La senda, algo difuminada en algunas zonas, se divide en más de una ocasión, obligándonos a estar atentos a las marcas del recorrido para evitar despistes o esfuerzos innecesarios.
Avanzamos a media ladera al mismo tiempo que el cercado va separándose de nosotros con cada paso. Unas solitarias encinas sobre el hombro de la montaña nos sirven de referencia en caso de duda, ya que el sendero prosigue su curso ascendente dejándolas a nuestra derecha.
El desnivel, ya menos exigente, y la senda algo más marcada nos dan un respiro que nos permite recuperar las fuerzas necesarias para el siguiente duro repecho que nos espera.
Llegamos al collado de La Pala, donde coinciden varios caminos, aquí remontamos los pocos metros que nos separan del hombro de la montaña.
Por delante nos espera un duro y escarpado tramo por el que seguiremos ganado altura. La descarnada senda nos conduce hacia una solitaria encina para bordear un primer cerro.
Casi al momento tendremos que abandonar la marcada senda por la que vamos para dirigirnos hacia la cima de un segundo cerro y volver a ganar el hombro de la montaña.
Este tramo, lleno de sendas más o menos marcadas, continua haciéndonos ganar altura no sin esfuerzo. Una vez superado este empedrado escollo el recorrido sigue su curso llevándonos hasta una amplia majada.
Frente a nosotros ya podemos observar la línea de árboles que marcan y el poste que marca el Desvío San Quiles (5h 00min), el punto donde se despiden la Ruta de San Quiles y la Ruta de Tres Villas y donde se nos une la Variante de Tres Villas que llega desde La Cubilla.
Mientras que la Ruta de San Quiles sigue casi recto ascendiendo hacia el hayedo, la nuestra gira hacia la izquierda rebajando ostensiblemente el desnivel y dejando a la derecha el trazado de la variante de Tres Villas.
La ruta se dispone a cortar la ladera de la montaña sin adentrarnos por el momento en el hayedo. Aunque éste no tarda en adueñarse del terreno y envolvernos con su colorido abrazo.
La senda que estamos siguiendo busca abrirse paso entre los árboles, luchando con la hojarasca que oculta su trazado en muchas ocasiones.
Nos enfrentamos a un largo tramo en el que deberemos estar atentos a las marcas para evitar despistes. Las raíces de los árboles junto a las piedras, en ambos casos ocultas bajo las hojas, nos dificultan en parte el avance haciéndonos progresar algo más despacio de lo normal.
Por suerte, en contadas ocasiones, podremos disfrutar de pequeños claros donde contemplar el paisaje que nos oculta el hayedo.
No es de extrañar que de vez en cuando por culpa de la hojarasca nos veamos ante la duda de cuál senda es la que debemos seguir.
La humedad, tan necesaria en un bosque de hayas, propicia que el barro sea otro de los protagonistas, normalmente habituales, de esta parte de la ruta.
Al rato el sombrío bosque parece ceder ante el sol que intenta abrirse paso entre las ramas. Frente a nosotros ya podemos intuir los límites del hayedo hacia los que nos dirigimos.
Una amplia majada se abre ante nosotros marcándonos el comienzo del largo descenso hasta Anguiano.
Aquí la ruta se desdibuja, dificultándonos retomar su curso, si continuamos recto según hemos salido del hayedo nos toparemos con el poste que indica el comienzo del nuevo sendero.
Sendero que nos obligará a girar en redondo y de no ser porque comenzamos a descender por la ladera de la montaña, casi nos hace regresar sobre nuestros pasos.
Ante nuestra mirada se muestra una bella estampa junto a la línea que dibuja el recorrido que estamos a punto de seguir y que atraviesa una enmarañada yesquera.
Descendemos unos cuantos metros hasta una pequeña explanada donde la ruta se bifurca. A la izquierda la antigua senda, algo más expuesta a la barranquera que descendemos y seguramente con más posibilidad de estar algo embarrada.
Mientras que a la derecha tenemos una nueva trocha, con bastante piedra suelta, que atraviesa la empedrada ladera para unirse con la antigua senda algo más abajo.
Seguimos el descenso por la nueva trocha, más directa que la antigua, con la vista puesta en el valle que tenemos frente a nosotros, para llegar hasta la unión de ambas sendas donde comprobamos que la antigua senda ha visto como los escombros de la nueva cortan su trazado obligando a quien la sigue a salvarlos.
Continuamos el descenso dejando atrás el acceso a lo que parecen unos antiguos corrales. Ya podemos ver el siguiente cruce de rutas por el que tenemos que pasar.
La senda va perdiendo inclinación a medida que nos vamos acercando a la Pradera de Ayanatón (5h 35min), donde nos uniremos con el trazado de la Ruta de Peñas.
En este lugar tenemos la opción de seguir el trazado de la Ruta de Peñas para visitar el Castaño de la Nisia y desde allí bajar hasta Anguiano, o continuar con nuestra Ruta de Tres Villas.
Seguimos por tanto con el descenso, compartiendo camino por el momento con la Ruta de Peñas.
De nuevo el desnivel se hace más notable y el camino por el que vamos comienza a dibujar las típicas zetas para minimizarlo. Nos acercamos con rapidez a otro de los cruces de la Rutas entre Hayedos.
En la siguiente terraza a la que llegamos nos encontramos con el desvío hacia Cueva Nuño (5h 45min), ya que la Ruta de Peñas continua desde aquí hacia esa mítica cueva.
Nosotros proseguimos con el camino que vuelve a serpentear por la montaña buscando los mejores lugares para el descenso.
Esta parte de la ruta, aunque bien señalizada y con una senda bien definida, nos obliga a ir atentos ya que son varias las sendas con las que nos toparemos.
La ruta continúa perdiendo altura con cada paso a medida que nos va llevando a su final. Anguiano cada vez más cercano parece observarnos mientras nos acercamos.
La senda ya sin más complicaciones nos encamina hacia el reencuentro con un viejo amigo. El GR 93 vuelve a ser nuestro compañero en los últimos metros de esta ruta.
Nos dirigimos hacia el estrecho puente por el que pasamos al inicio de la jornada.
Al llegar a él solo nos resta atravesarlo para dirigirnos hacia la carretera donde comenzamos la ruta.
Anguiano (6h 05min) es el punto de inicio y final elegido por esta Ruta de Tres Villas.
Podemos acortar esta cifra aprovechando la Variante de Tres Villas.
De cómo afrontemos los primeros kilómetros de la ruta dependerá a buen seguro que el final nos lleve más tiempo del previsto, ya que el ascenso desde Matute hasta el desvío de San Quiles es bastante exigente y si llegamos justos se nos puede atragantar más de lo esperado. Por lo demás y salvo que variemos el recorrido en algunos de los cruces que pasamos no debiera llevarnos mucho más tiempo que el marcado.
Ésta es una ruta que si bien tiene sobrados atractivos durante todo el año que nos animan a recorrerla, el otoño y la primavera nos dan un extra a modo de colorido paisaje. En verano a merced del sol en gran parte de la ruta puede que se nos haga más dura de lo esperado. Con nieve la belleza de la zona se amplía al mismo tiempo que la dificultad del recorrido y que el tiempo que nos llevará realizarlo en su totalidad. Ojo también con lluvia, niebla o mal tiempo, es mucho más fácil despistarse y los tiempos para llegar a cada lugar se incrementan bastante.
Por sus características esta ruta nos obliga, como por otro lado no tendría que ser de otra forma, a equiparnos correctamente. Alimentos, bebida, mapa, brújula y GPS que nos sirvan para seguir la ruta o saber dónde estamos en caso necesario, ropa de abrigo e impermeable, bastones, protección contra el sol, botiquín, un frontal, objetos que siempre debiéramos llevar en nuestra mochila. También puede ser una buena idea llevar pantalón largo, para evitar roces con hierbas, ramas y arbustos. Unas botas de trekking a buen seguro nos darán la comodidad y estabilidad que esta ruta requiere. Por supuesto la cámara de fotos no puede faltarnos, al igual que como siempre deberemos adaptar nuestra ropa y equipamiento a la época del año en que realicemos la ruta. Consulta nuestra lista de material y equipamiento para hacer senderismo. Leer Más.
Física
La distancia y el desnivel positivo, acumulado casi en su totalidad al inicio y al final de la ruta, hacen que sea un recorrido exigente, reservado a personas acostumbradas a las largas caminatas por montaña. Por otro lado, las muchas opciones de modificar su trazado que a lo largo de la ruta se nos presentan, permiten adaptar el itinerario a las características de cada uno, eso sí, teniendo en cuenta las particularidades del tramo que resulta de la variación ya que éste puede llegar a ser todavía más duro en vez de más sencillo. El calor en verano sin duda aumentará la exigencia de este, por otro lado interesante, recorrido, que de tomárnoslo con la pausa necesaria no debiera de crearnos demasiados problemas, siempre que estemos acostumbrados.
Severidad del medio
Trochas pedregosas, sendas a veces embarradas, pistas en bastante buen estado y majadas cubiertas por el verde pasto es el terreno por el que transcurre esta Ruta de Tres Villas. Por lo tanto siempre que no nos salgamos de su trazado no tendríamos que preocuparnos más que de evitar resbalones o tropezones que nos puedan hacer caer. Aun así no tenemos que olvidar que estamos recorriendo una zona montañosa con profundos barrancos y verticales peñas en las que puede haber desprendimientos o algún animal puede tirarnos alguna piedra si está en la ladera sobre nosotros.
Orientación
Por lo general bien señalizada, es la gran cantidad de opciones que nos encontramos en el recorrido lo que más nos puede hacer dudar, sobre todo a nuestra llegada hacia Anguiano, donde caben varias rutas que terminan todas en esta localidad. También en el interior de los bosques que atravesaremos podemos encontrarnos con que la hojarasca o la vegetación nos dificulten seguir la senda, obligándonos a escudriñar el terreno en busca de las marcas de la ruta. Los tramos de majada, donde la senda se difumina bajo el pasto, son otro punto donde tendremos que agudizar la vista para seguir el curso de marca en marca.
1-Anguiano | 0:00h | 644m | 0Km | 30T 519270 4678620 |
2-Desvío Castaño de La Nisia | 0:10h | 635m | 0,6Km | 30T 518739 4678559 |
3-Collado Cervanco | 2:00h | 1225m | 5,1Km | 30T 515713 4679439 |
4-Tobía | 3:30h | 680m | 11,1Km | 30T 515258 4682898 |
5-Matute | 4:00h | 682m | 13,1Km | 30T 516884 4682913 |
6-Desvío San Quiles | 5:00h | 1005m | 15,7Km | 30T 517186 4681002 |
7-Pradera de Ayanatón | 5:35h | 867m | 17,9Km | 30T 518520 4679467 |
8-Desvío Cueva Nuño | 5:45h | 799m | 18,5Km | 30T 518747 4679434 |
9-Anguiano | 6:05h | 644m | 19,8Km | 30T 519270 4678620 |
Coordenadas UTM Datum WGS84
Desnivel: 2664m
Desnivel +: 1332m
Desnivel -: 1332m
Altitud máxima: 1225m
Altitud mínima: 635m
Este esquema de la ruta no está hecho a escala ni contiene toda la información relativa a la zona, es meramente orientativo.
Este esquema con el trayecto es aproximado y ha sido creado a partir de la base cartográfica derivada © Instituto Geográfico Nacional "Cuadrante 241-1, 1:25.000"
Senditur ha manipulado los tracks para corregir los puntos aberrantes que pudieran existir, ocasionados por problemas con la recepción de la señal GPS. En cualquier caso los tracks son siempre aproximados. SENDITUR te anima al uso de las nuevas tecnologías a tu alcance, utilizándolas a modo de apoyo y consulta en tu actividad, no basando la realización y la orientación de la misma única y exclusivamente en ellas, ya que éstas pueden ver alterado su funcionamiento por muy diversas causas, no funcionando correctamente y llegando a no ser precisas sus indicaciones.
¿Sabías que…
Tanto el Roble de las Once como Peña Reloj, gracias a su ubicación, han servido durante años para determinar la hora del día. El Roble de las Once se le denomina así ya que es a esa hora cuando el sol da en la copa de sus ramas. Mientras que Peña Reloj es un auténtico reloj de sol, cuya sombra, al pie del risco, marca perfectamente la hora durante todo el año.
No te pierdas…
La flora y la fauna que atesora esta ruta. Hayedos impresionantes, robles, encinales, pinos, sauces blancos, figuran entre otros dentro de su variada flora y en lo que se refiere a la fauna podrás encontrar desde corzos y ciervos hasta águilas reales, halcones peregrinos, cabe destacar la colonia de buitres leonados en la zona de Peñalva y el desmán de los Pirineos único en la zona.
Desde el compromiso de SENDITUR con la Naturaleza, el respeto y el equilibrio del medioambiente, SENDITUR te insta a viajar de una forma responsable, con bajo impacto ambiental y respetando en todo momento el entorno Natural, Cultural y Social de allí por donde pases.
Además de compartir con todos nosotros tu experiencia en la ruta te agradeceríamos que nos escribieras para informarnos de cualquier dato erróneo o no actualizado que hayas encontrado, o simplemente para hacernos llegar tu opinión a Muchas Gracias.
Esta ruta ha sido realizada sobre el terreno por SENDITUR el 17-04-2016. La ruta puede variar mucho en función de la época del año, de las condiciones meteorológicas y del terreno, así como por las acciones de terceros y de la evolución sufrida por el medio natural donde se ubica. Todas las opiniones, consejos y/o valoraciones realizadas por SENDITUR en sus descripciones son a título orientativo y están sujetas y/o se refieren a las condiciones específicas del día concreto de la realización del recorrido, refiriéndose a ese día en concreto, tomando como referencia a personas entrenadas y con la debida experiencia, con un nivel alto de preparación tanto física como técnica, además de correctamente equipadas.
Todos los tiempos son aproximados y toman un carácter orientativo, no se han tenido en cuenta las paradas por pequeñas que sean. Toda la información relacionada con la ruta, textos, imágenes, vídeos, mapas, esquemas, tracks, poblaciones, y lugares de interés turístico están publicadas a título orientativo, pudiendo no coincidir con el estado actual de cada lugar. Antes de realizar cualquier actividad, valora tus conocimientos técnicos, tú forma física, infórmate sobre la meteorología y las variaciones que hubiera podido sufrir la ruta, equípate correctamente, sé prudente y responsable en todo momento, no sobrepasando tus capacidades. Igualmente, te animamos a documentarte con libros y guías especializadas para complementar la información descrita. SENDITUR no se responsabiliza de cualquier mal uso o uso inadecuado de las guías comprensivas de sus rutas y/o publicaciones así como del de sus guías electrónicas, ni de las variaciones por los motivos antes referidos que pudiera haber de sus descripciones y recomienda que cada uno sea responsable y prudente en la realización de la actividad.
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