Está situada en la zona oriental de Cantabria, en la bahía que lleva su nombre, en la margen izquierda de la desembocadura del río Asón, disfrutando del Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel y a los pies del monte Buciero. La historia primigenia de Santoña, como la de toda la zona, se remonta al Paleolítico y sus asentamientos poblacionales. También se conoce de un núcleo importante de población en la época romana, siglo I de nuestra era. En la Edad Media a Santoña se la conocía con el nombre de Puerto o Puerto de Santoña, según consta en documentos. A mediados del siglo X fue asolada por los piratas normandos. Pero es al abad Paterno al que se le considera como verdadero fundador de la villa, pues fue quien en el año 1038 restauró e hizo resurgir el monasterio altomedieval de Santa María del Puerto, del que hoy todavía queda la iglesia homónima, y que tuvo una gran influencia en la forma de vida y las costumbres de la gente del lugar. El 4 de junio de 1579 Felipe II la incorpora a la corona y es constituida como villa real. Durante la Guerra de la Independencia Santoña se convirtió en una destacada plaza militar.
Santoña ofrece al visitante bonitos lugares donde descubrir su importante herencia histórica como defensa costera que todavía exhibe. El Fuerte de San Martín al final del paseo marítimo, se construyó a comienzos del siglo XVII pero en los dos siglos posteriores sufrió sucesivas rehabilitaciones que lo transformaron en una imponente fortificación; el Fuerte de San Carlos, más próximo a la bocana de la bahía, es el más antiguo de Santoña, en un principio fue construido con tierra y madera pero a finales del siglo XVII se decidió reconstruirlo con piedra y desde entonces se le llamó Fuerte de San Carlos en honor al monarca Carlos II; y el Fuerte de Napoleón o del Mazo, que ubicado en el Buciero ofrece unas vistas magníficas de todo el territorio. Siendo el propio Napoleón quien dirigió la construcción del fuerte en 1812, fue reformado ligeramente en el año 1870 y en el 2001 se restauró totalmente. Está considerado como Bien de Interés Cultural. Unas bonitas rutas senderistas acercan al turista hasta estos históricos rincones así como a sus estratégicos faros, de indudable encanto; el faro del Pescador que esta junto a la playa de Berria y el Faro Del Caballo, que bien merece el esfuerzo de bajar por sus casi 700 escalones de acceso.
Un grato paseo por las calles de Santoña ayuda a descubrir entre su caserio edificios y monumentos que son un claro exponente de su arquitectura histórica, como el Palacio del Duque de Santoña y Marqués de Manzanedo, el Instituto de los Marqueses de Manzanedo, ambos del siglo XIX, el Palacio de los Marqueses de Chiloeches, barroco del siglo XVII que fue hospital militar, cárcel y por último escuela en la posguerra, la Casa Palacio de Castañeda construida en estilo neoclásico a principios del siglo XX, el monumento a Juan de la Cosa, de principios del siglo pasado, o el monumento a la Virgen del Puerto, curioso faro-guía para las embarcaciones a la entrada del puerto; el ayuntamiento, sin olvidar la emblemática iglesia de Santa María del Puerto, edificio protogótico del siglo XIII. Santoña da imagen de ser una isla rodeada de monte, marismas y ría, con un apacible paseo marítimo que invita a disfrutar de la brisa marina, de las puestas de sol y como no de la preciada gastronomía santoñesa y sus súper famosas anchoas que cuentan con feria propia, la Feria de la Anchoa de Cantabria.
Santoña celebra sus fiestas patronales en honor a la Virgen del Puerto el 8 de septiembre. La víspera, el 7, tiene lugar la espectacular Procesión Marítima, en la que un espectacular despliegue de flota pesquera de Cantabria navega por la bahía en pos del barco insignia, el que porta la venerada imagen de la patrona. Los carnavales marineros que se celebran en Santoña es la fiesta por excelencia del invierno, fueron declarados Fiesta de Interés Turístico Nacional en 1985.
Según reza el tradicional dicho popular: El Buciero encapotao, Santoña mojao.
El puerto de Santoña fue el punto de partida de la nao Santa María, una de las tres carabelas que capitaneo Colón en su descubrimiento de América.
Cuenta la leyenda que en el acantilado más elevado de toda Cantabria que está muy cerca de Santoña, hay un castillo hoy en ruinas pero que en sus años de esplendor, allá por los siglos XII o XIII, estaba habitado por don Rodrigo de los Vélez y su esposa doña Dulce de Saldaña y con ellos y bajo su tutela vivía el joven aprendiz Íñigo Fernán Núñez. Acaeció que un día el caballero don Rodrigo marchó hacia una campaña contra los musulmanes en la cual cayó prisionero. Hecho este que el joven y malicioso Íñigo aprovechó para hacerse con el castillo y todas sus posesiones a las que quería sumar también a la desconsolada doña Dulce a quien perseguía continuamente; y quiso el destino que llegando en una de estas persecuciones hasta lo alto de la torre y viendo Dulce que no tenía escapatoria logró hacerse con la espada de Iñigo, y prefiriendo la honra a la vida se asestó un mortal golpe. El joven entonces asustado se apartó y en ese momento un fuerte vendaval azotó el lugar haciéndole caer al vacío. Desde entonces cada vez que sopla el viento con fuerza se dice que el Jinete Maldito, Íñigo Fernán a lomos de un delfín, cabalga sin descanso entre el oleaje del Mar Cantábrico.
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A Santoña se llega por la autovía A-8 que la conecta con Santander y Bilbao. Una amplia red de viales costeros la comunican con los pueblos cercanos como Noja, Arnuero o Isla. La carretera CA-241 que enlaza con la N-634 la une con Cicero, Colindres y la A-8.
Santoña cuenta con servicios de autobuses que diariamente y en diferentes horarios la unen con Santander capital. La estación de autobuses de Santoña se ubica en C/ Marinos de Santoña, 4.
La estación de tren más cercana a Santoña es la de Gama donde tiene parada la línea regular de ferrocarril entre Santander y Bilbao. El número de teléfono para ampliar información es el 942 642 211
El aeropuerto más próximo a Santoña es el de Santander; el de Bilbao también está cercano.
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