Merindad de Sotoscueva, Burgos (1)
Complejo kárstico más extenso, en cuevas, de la Península Ibérica
Impresionante macizo de rocas calizas que los ríos Guareña y Trema se han encargado de horadar introduciéndose en su interior y originando el complejo kárstico de Ojo Guareña, se alza en la vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica, al norte de la provincia de Burgos, formando parte de la Merindad de Sotoscueva. El Monumento Natural de Ojo Guareña está constituido por una compleja red de galerías conectadas algunas de ellas entre sí, formando un entramado de 110 kilómetros que se extienden en varios niveles. Es el conjunto de cuevas más extenso de la Península Ibérica y puede incluirse entre los diez mayores del mundo. La magnitud de este complejo, de un extraordinario interés morfológico, hidrológico y científico, y la importancia arqueológica que tiene, han hecho que fuera declarado Monumento Histórico Artístico en el año 1.970 y en el 1.996, además, el espacio natural de Ojo Guareña ha pasado a ser Monumento Natural. En el interior existen multitud de yacimientos arqueológicos de gran importancia que van desde el Paleolítico hasta la Edad Media. Se han encontrado pinturas, grabados y huellas del Paleolítico Superior, del Neolítico, de la Edad de Hierro, así como cerámicas de la época romana y restos de hábitat de la Edad Media.
Uno de los hallazgos más importantes, además de único en España y Europa, lo constituyen las huellas de pies descalzos en la Sala de las Huellas, en un espacio de unos 400 metros se encuentran huellas en ambos sentidos. Los valores religiosos también están presentes en Ojo Guareña, de ello es testimonio la cueva ermita de San Bernabé. El nombre de la merindad de la que forma parte también parece girar en torno a las cuevas "Sotoscueva".
Para entender y poder disfrutar más y, si puede ser, mejor de lo que el complejo de Ojo Guareña ofrece es una buena opción acercarse a la Casa del Parque, situada en Quintanilla del Rebollar ocupando el edificio de las antiguas escuelas. Después en la cueva de San Bernabé, antes conocida como Río Escondido, que es una de las catorce cuevas que componen el entramado de 110 kilómetros, y que en ella se encuentra la ermita semi rupestre de San Tirso y San Bernabé, se puede admirar una actividad artística popular.
La visita, guiada, comienza por la cueva en la que se comienza a comprender la grandeza del espacio natural en el que nos movemos. Unas pequeñas pozas acumulan el agua, dicen que con poderes curativos, que se filtra en la cueva; lavarse con ella puede curar problemas de la vista o eccemas en la piel. Unos enigmáticos hoyos que tienen forma de cono truncado ensanchándose hacia abajo, hablan de como en ellos se almacenaba el grano y diversos frutos, o sea actuaban a modo de silos y despensas. Al entrar en la ermita una grata sorpresa nos inunda de admiración. Sus pinturas murales, pintadas en la misma roca en el año 1.705, relatan en la parte central de la bóveda el martirio de San Tirso; y en la zona del bajo relieve de los muros son los milagros de San Bernabé y San Tirso los que están representados. Aquí también se guarda el primer archivo del ayuntamiento, con su escudo original del siglo XVII, año 1.616, pues el lugar fue sede del consistorio hasta mediados del siglo XX, además se utilizó también como cárcel. 60 metros por debajo de la cueva se puede ver el causante del nombre del lugar, Ojo Guareña, es el sumidero-ojo por donde el río Guareña deja de correr por la superficie para sumergirse y fluir subterráneo continuando así con su trabajo milenario de excavación y formación de las cuevas de este fantástico karst del Monumento Natural, en el que el río Trema también ha tenido algo que ver.
La otra cueva que se puede visitar, la de Palomera, es toda una verdadera incursión senderista bajo tierra, con diferentes tramos de recorridos y duración, adaptados a las peculiaridades del visitante. La rampa de acceso, con sus 40 metros de desnivel, unido al pequeño equipo de espeleología, botas de agua, casco, frontal...con el que nos tendremos que equipar, ya nos da una idea del entorno donde nos vamos a mover. Cultura, naturaleza y un poco de turismo de aventura se entremezclan mientras se recorren diferentes salas en las que descubriremos yacimientos arqueológicos, pinturas rupestres, cascadas, estalactitas..., sin olvidar a los habitantes del lugar, intentando descubrir en ellos a las especies endémicas que aquí viven. La sala de la Fuente se caracteriza por sus escalones naturales, el Museo de Cera, la Sala del Cacique... Después de andar más o menos durante una hora se llega a la Sima Dolencia, que es otra de las principales entradas a las cuevas, en ella se encontraron gran cantidad de huesos de animales que acabaron convertidos en fosfatos. Por ella se precipita el arroyo San Martín que en épocas de lluvia o deshielo ofrece un precioso espectáculo. En la Vía Seca se encontró el esqueleto de una persona joven que pudo entrar en la cueva allá por el siglo VI antes de Cristo y luego no encontró la salida. En el Monumento Natural de Ojo Guareña los deportes de naturaleza y senderismo están garantizados, y desde sus miradores se puede divisar y admirar todo su majestuoso entorno.
El domingo posterior al 11 de junio, festividad de San Bernabé, se celebra en la cueva ermita de San Tirso y San Bernabé una tradicional romería. Un acto típico de ella era que, después del oficio religioso, a los niños se les mojaba con las aguas curativas de la cueva.
La Cueva Palomera, en el Monumento Natural de Ojo Guareña, se abrió al público por primera vez en noviembre del año 2.013 convirtiéndose en la mayor cueva visitable de toda España.
Cuenta la leyenda que el esqueleto encontrado en la Vía Seca es el de un rey godo que andando cazando por el lugar vio a una pastora y quedando prendado de su belleza la siguió. La zagala al verse perseguida entró en la cueva y el rey godo detrás de ella penetró en el laberintico lugar y cuentan que durante días, de las entrañas de las cavernas salían gritos de socorro, pero del enamorado rey no se volvió a saber nada. Cuando se descubrió su esqueleto se vio como intentó buscar salida pues se encontraron marcas de pisadas, de huellas de las rodillas al intentar gatear por oquedades estrechas e incluso como hizo una pequeña represa para poder abastecerse de agua, pero el pobre rey murió perdido y de inanición en el interior de la cueva.
Para visitar la Cueva Palomera es imprescindible reserva previa
Para visitar la Cueva Ermita de San Bernabé, que tiene diferentes horarios según sea verano o invierno, es aconsejable reservar
La Casa del Parque del Monumento Natural de Ojo Guareña está en Quintanilla del Rebollar – Merindad de Sotoscueva.
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Para llegar hasta la pequeña localidad de Cueva, antesala del complejo de Ojo Guareña formado por la ermita y la cueva de San Bernabé, lo tenemos que hacer a través de la carretera BU-526 que une las nacionales N-232, a la altura de Soncillo, con la N-629 en Bercedo. Ambas nacionales comunican Santander y Laredo, respectivamente, con Oña y posteriormente con Pancorbo en la N-1. Es en esta BU-526 donde tras pasar por Espinosa de los Monteros, Quintanilla del Rebollar o Pedrosa de Valdeporres, Vallejo de Sotoscueva en función de cual sea nuestro punto de origen, encontraremos la carretera que lleva hasta Cueva, para desde allí ascender hasta Ojo Guareña donde dispondremos, en su parte más elevada, de sendas zonas de aparcamiento cercanas al punto inicial de la ruta. A través de esta misma carretera pero por su otra vertiente, siguiendo carreteras locales, también podemos llagar hasta Ojo Guareña procedentes por ejemplo de localidades como Villarcayo o Puentedey entre otras.
Esta zona del Monumento Natural de Ojo Guareña dispone de varias zonas de aparcamiento donde podremos dejar nuestro vehículo. Desde ellas podremos acercarnos a visitar la cueva y la ermita de San Bernabé o la Cueva de Palomera. Igualmente a través de las diversas carreteras por las que podemos acceder hasta esta zona también nos conduciran al resto de rincones de este amplio paraje natural.
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