Zona de Especial Protección para las Aves, integrado en la Red Natura 2000
Está situado en el noreste de Segovia, en el Macizo de Sepúlveda y se extiende por terrenos de los municipios de Sepúlveda, Sebúlcor y Carrascal del Río, todos ellos de la provincia de Segovia. El río ha excavado las Hoces del Río Duratón en la roca caliza, la cual se formó en la Era Mesozoica, hace unos 140 millones de años; en esta zona el río se ha encajado en un profundo cañón, este encajonamiento se debe fundamentalmente a la acción erosiva del agua unida a la fracturación de la roca. Los asentamientos poblacionales en el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón se remontan a tiempos prehistóricos, habiéndose encontrado restos de cerámicas del Neolítico aunque la gran mayoría de los hallazgos son de la Edad de Bronce, de esta época son también las pinturas rupestres descubiertas en el parque.
Celtíberos, romanos, visigodos... dejaron su huella por toda la zona del parque; a los visigodos se deben algunos santuarios que se encuentran por toda el área del parque, muchas de las cuevas del cañón fueron convertidas en pequeñas ermitas. En el siglo X, en las tierras del parque, existía una población campesina que fue la base de la repoblación de la zona llevada a cabo por Fernán González, conde de Castilla. Del siglo XI sobreviven obras románicas como el priorato benedictino de San Frutos, en el siglo XIII se construyó el monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz. El entorno del Parque Natural de las Hoces del Río Duratón fue escenario de una gran actividad bélica durante la Guerra de la Independencia y sus cuevas fueron usadas por el Empecinado como refugio y base de operaciones en sus escaramuzas guerrilleras contra las tropas de Napoleón. En el año 1.953 se construyó el embalse de Burgomillodo que inundó una amplia superficie del fondo del cañón.
El río Duratón se ha ido adaptando, a lo largo de los años, a los diferentes accidentes geográficos y fallas que conforman el terreno, encajonándose en el cañón que forma en la roca caliza que, junto con varios procesos geológicos producidos durante millones de años, ha dado por resultado el espectacular paisaje del parque. La paramera, con su suelo seco y pobre, los cortados, donde abundan las oquedades, balmas, grietas y resaltes, y el fondo del valle con su exuberante bosque de ribera, son algunas de las diferentes áreas que en él se distinguen. Pero el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón además de una belleza paisajística guarda una importante riqueza arqueológica e histórica. Patrimonio natural y patrimonio cultural del que el visitante, a través de diferentes rutas senderistas y miradores estratégicos, podrá disfrutar observado muy de cerca por una importante colonia de aves. Buitres leonados, halcones peregrinos, águilas reales o alimoches han hecho del lugar su hábitat y sobrevolando el cielo parecen los guardianes de los legados artísticos e históricos que el hombre ha dejado en lo alto de los farallones, como la ermita románica de San Frutos o la Cueva de los Siete Altares o en el fondo del cañón el monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz.
En honor del patrón segoviano, San Frutos, el 25 de octubre se celebra una romería en el entorno de su ermita.
En el parque, en torno a los 27 kilómetros de hoces de escarpadas paredes de más de 100 metros de altura en algunos sitios, que el río Duratón ha formado, las construcciones campestres tienen un alto interés etnológico. Tradicionales construcciones como chozas de pastor y rediles para el ganado, refugios de los resineros que explotaban los pinos, palomares y muretes de separación entre huertas o molinos con sus presas, son reflejo del trabajo y las necesidades vitales de los, otrora, moradores del lugar.
En uno de los meandros del Parque Natural de las Hoces del río Duratón se encuentran las ruinas del monasterio de la Hoz que según cuenta la leyenda fue fundado sobre los restos de otra antigua ermita para acoger la imagen de la Virgen, como así se lo pidió al joven pastor Pedro. Se dice que estando un día con su rebaño por el lugar, el pastor notó un resplandor sobre las ruinas de un antiguo templo, y acercándose vio la imagen de la Virgen que le dijo: "Anda Pedro, y di al prior de San Frutos venga luego a colocarme en aquel sitio, señalando hacia el ruinoso templo, de donde San Frutos me sacó con la buena intención de preservarme de los ataques sarracenos". Fue Pedro pero el prior no le creyó. Al día siguiente la Virgen, en el mismo lugar le volvió a hacer el mismo encargo al joven pastor y esta vez el prior, desde su privilegiado mirador de las Hoces del río Duratón, vio un brillo extraño en la lejanía, donde Pedro le señalaba y le siguió. Cuando llegaron quedaron sorprendidos por el resplandor que de allí emanaba y acercándose el prior tomó la imagen y con gran devoción la colocaron en su antigua ermita.
Hasta Sepúlveda llegan diversas carreteras, como la SG-232 que la comunica con la cercan A-1 entre Burgos y Madrid, a la altura de las localidades de Boceguillas y Castillejo de Mesleón por un lado y con Turégano por el otro. Hasta Sepúlveda también llega la SG-241 que la une con Peñafiel entre otras localidades o la SG-V-2323 que surca parte del Parque Natural de las Hoces del Río Duratón. Sin olvidarnos de las diversas opciones que se nos presentan de llegar hasta Sepúlveda desde la N-110 en su tramo correspondiente a la unión entre Segovia y la A-1. Además Sepúlveda cuenta con servicio de líneas regulares de autobuses que la comunican con Madrid, Boceguillas, Santo Tomé del Puerto, Segovia, Peñafiel y Aranda de Duero.
En el mismo Sepúlveda encontraremos la Casa del Parque, con información sobre el mismo. Desde esta misma localidad podremos adentrarnos en el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón mediante alguna de las rutas de senderismo y BTT que desde allí parten, o bien dirigirnos por carretera hacia las diferentes zonas habilitadas para la visita.
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