Está situado entre dos recodos del río Tajo, al que cruza, en la localidad cacereña de Alcántara, muy cerca de la frontera con Portugal. Se comenzó a construir, en el año 75 y fue terminado alrededor de los años 103 y 104, por el arquitecto romano Cayo Julio Lacer, para permitir la continuación de la calzada romana que comunicaba la ciudad de Norba Caesarina, Cáceres, con Conimbriga, antigua ciudad romana de Hispania en la provincia de Lusitania, para llegar a la ciudad de Bracara Augusta, Braga. El Puente Romano de Alcántara es una de las obras de ingeniería más importantes de la Hispania romana y uno de los puentes romanos más relevantes de los que quedan actualmente en todo el mundo. Su nombre se lo pusieron los árabes "al-Qantarat", el Puente. Al estar situado en un estratégico enclave el Puente Romano de Alcántara ha sufrido en sus piedras los avatares de las luchas y batallas que entre los diferentes reinos se entablaban en su entorno.
Cuando Fernando II tomó Alcántara a los musulmanes en la época de la Reconquista se cortó el primer arco más cercano al Templo. Carlos V, en el año 1.543, lo reparó y reformó el perfil del arco central. Durante la Guerra de la Restauración, entre los reinos de Portugal y España, en el año 1.648, fue el segundo arco de la margen derecha el que se cortó, arco que, en 1.809 en la Guerra de la Independencia las tropas portuguesas e inglesas, para impedir el avance de los franceses, volvieron a destruir y no fue sino hasta el 1.860, durante el reinado de Isabel II cuando se restaurara. En 1.969 se pudieron consolidar los cimientos de los pilares centrales pues el cauce del Tajo se quedó sin agua temporalmente por las obras del Embalse de Alcántara. El Conjunto del Puente Romano de Alcántara, puente, arco triunfal y templo, fue declarado Monumento Nacional en el año 1.924.
El puente tiene una longitud de 194 metros, en el centro del puente, sobre el pilar central, se eleva el arco de triunfo que esta coronado por un friso del siglo XVI, una placa con inscripción dedicada a Trajano, y en otra de las que se conserva aparecen los nombres de los municipios de Lusitania que contribuyeron a la obra, Igaeditani, Lancienses, Oppidani, Talori, Interannienses, etc.
El arco de triunfo luce el escudo del águila bicéfala, que fue colocada aquí en tiempo de Carlos V, cuando también se le almenó, dándole así un carácter más defensivo. En el extremo del puente más próximo a la ciudad de Alcántara se sitúa el pequeño templo dedicado al emperador Trajano y a los dioses de Roma por Cayo Julio Lacer, en el siglo XII se cristianizó bajo la advocación de San Julián. En el otro extremo está la llamada Torre del Oro, una torre defensiva construida en el siglo XVIII que es el último vestigio de las defensas que se adosaron al puente. Este impresionante y milenario puente, a día de hoy todavía en uso, causa un inmenso asombro y admiración al que lo contempla, tanto desde arriba como desde la orilla del río, por su gran belleza y majestuosidad, a la vez que le evoca escenas de otros tiempos.
Cuando Cayo Julio Lacer construyó el Puente Romano de Alcántara edificó también un pequeño templo a su lado dedicado a los dioses y al emperador Trajano porque quería evitar la ira de los dioses, pues según las creencias, cruzar un río sin mojarse iba en contra del orden natural establecido. Este puente, según la inscripción, "... durará tanto cuanto el mundo durare".
Fue en el año 1.475. Durante las luchas entre castellanos y portugueses, como defensa y para evitar que el rey portugués cruzara el puente, se pensó en volver a derrumbar parte de éste, pero es tanta la admiración que esta grandiosa obra ha causado en propios y extraños, que el rey de Portugal Alfonso V "el Africano" mandó decir a su enemigo y contrincante, el duque de Villahermosa, que no se preocupara, que él daría un rodeo, pues "no quería el reino de Castilla con aquel edificio menos".
Según cuentan las gentes del lugar, cuando el rey godo Rodrigo, en su huida de los moros, fue traicionado y muerto en Alcántara, su espada permaneció por mucho tiempo colgada en la parte más alta del puente donde nadie pudiera cogerla. Otros hablan que en el puente se haya enterrada una espada de oro ¿quién sabe? quizá por eso cuando llegaron los árabes a Alcántara la llamaron Kantara As-Saif, el Puente de la Espada.
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A Alcántara llega la carretera EX-117, que la une con Portugal y Piedras Albas por un lado y con Villa del Rey, Brozas, Navas del Madroño, Arroyo de la Luz y Malpartida de Cáceres por el otro. También llega hasta Alcántara la carretera local CC-113 comunicándola con Mata de Alcántara y Garrovillas de Alconétar. Además Alcántara cuenta con servicio de autobús que de lunes a viernes la conecta con Cáceres capital.
El Puente Romano de Alcántara lo encontraremos en plena carretera EX-117, la cual lo atraviesa, justo antes de su llegada a Alcántara procedente de Piedras Albas, o poco después de pasar por la localidad de Alcántara según lleguemos en uno u otro sentido de la carretera. A ambos lados del puente dispondremos de sendos aparcamientos donde podremos estacionar nuestro vehículo para visitarlo.
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