Se encuentra en el Valle de Tena en Los Pirineos, donde confluyen los ríos Caldarés y Bolática, al norte de la provincia de Huesca, en la comarca de Alto Gállego. Su municipio lo componen los núcleos urbanos de Panticosa, El Pueyo de Jaca y el Balneario de Panticosa. Aunque se cita a Panticosa, pueblo y quiñón, por primera vez a principios del siglo XIV, e incluso algo anterior a esa fecha, y ya entonces constaba de cuatro barrios, llamados vicos, el de Santa María, San Salvador, Sus y Exena, de los cuales los tres primeros se asentaban donde hoy se ubica el pueblo, la aldea de Exena desapareció o se anexionó a otra allá por el siglo XV, se sabe que en época romana Panticosa ya era conocida, pues se han encontrado monedas del emperador romano Tiberio. Junto con El Pueyo y Hoz, conformaba uno de los tres históricos quiñones en los que se dividía administrativamente el valle. En el siglo XVI se unen los tres vicos y se crea un solo núcleo. Entre los siglos XVI y XVIII se extiende por algunos valles españoles del Pirineo el término quiñón, haciendo referencia, además de a temas agrarios, a la historia de la demarcación geográfica del lugar. Los quiñones eran cada uno de los territorios en los que, agrupando varios municipios, mancomunada y administrativamente se dividía un valle o comarca. El Quiñón de Panticosa continua en la actualidad y está formado por los pueblos de Hoz de Jaca, Pueyo de Jaca y el propio Panticosa. En la actualidad el Pueyo de Jaca se ha unido administrativamente al Ayuntamiento de Panticosa, mientras que Hoz de Jaca es municipio con ayuntamiento propio.
Cualquier época del año es buena para visitar Panticosa y su maravilloso entorno que invita a disfrutar de la naturaleza y la montaña a través de un variado número de excursiones y rutas de senderismo que recorren esta zona de Los Pirineos. Además al pasear por sus empinadas calles se puede descubrir un gran número de casas de estilo pirenaico con sus fachadas blasonadas y sorprenderse con la bonita iglesia de la Asunción, románica en su origen, siglo XIII y reconstruida en el siglo XVI en estilo gótico tardío. O, a las afueras del casco urbano, con el puente de Caldarés, o puente Viejo, de un solo arco, y construido en el año 1556 donde antes había uno de madera.
Panticosa celebra sus fiestas patronales en honor de la Asunción y de San Roque los días 15 y 16 de agosto. El Pantival de Festicosa, es un festival del humor que también se celebra un fin de semana al año.
En Panticosa se celebra tradicionalmente en el mes de julio un Mercado Medieval, durante todo un fin de semana la localidad se convierte en un gran mercado donde productos tradicionales se entremezclan con artesanía, juglares, malabaristas... y un ambiente del medievo impregna el lugar.
Ocupando parte del Monumento natural de los Glaciares Pirenaicos, Panticosa guarda una de las variedades, mejor conservadas, de la lengua aragonesa, el panticuto.
Cuenta la gente del lugar que hace muchos, muchos años vivía en estas montañas que rodean a Panticosa un gigante que tenía aterrorizada a la población de tal manera que entre ellos y el gigante se formó un pacto, ningún aldeano subiría a las montañas para no molestarle y él no bajaría al valle. Pero un año el invierno vino a instalarse en las montañas antes de lo usual cubriéndolas con un precioso manto níveo pero que al gigante, pillándole por sorpresa, le dejó sin poder recopilar víveres para pasar la temporada lo que le obligó a bajar al valle en busca de ganado. Esperó a que el sol bajara para acometer su fechoría, pero al llegar al pueblo se asustó de tal manera que salió huyendo, pues en él los aldeanos ataviados con máscaras cadavéricas estaban celebrando la noche de difuntos. Al ver la espantada del gigante, éstos, viniéndose arriba, le siguieron con la intención de echarle definitivamente de sus tierras. El gigante se escondió en lo más alto de las montañas y hay quien dice que hoy en día, en esa noche se aparece a quien se atreva a molestarle pasando cerca de su guarida o intentando bañarse en los ibones cercanos.
A Panticosa llegamos siguiendo la A-136, carretera que une Biescas con Sallent de Gállego y Formigal, siendo en esta vía donde encontraremos el desvío que conduce hasta Panticosa.
Panticosa está comunicada diariamente con las localidades próximas por servicio de autobuses que cubren los trayectos, hasta y desde, las estaciones de autobús de Sabiñánigo y Jaca respectivamente. Desde Zaragoza hay conexión directa. La parada de autobús de Panticosa está en C/ Acceso Telesilla 3.
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