Está ubicado en un valle de las estribaciones de las sierras orientales gallegas, en un bonito entorno natural. Su concejo lo conforman un buen número de parroquias que agrupan a su vez a otras tantas aldeas, algunas de ellas ubicadas en pleno Camino de Santiago como San Cristovo Do Real, Renche, Lastres, Freituxe, San Martiño do Real, Foxos, Teiguin, Pascais, Gorolfe y Sivil, que se recorren de ir por la variante que encamina sus pasos, atravesando Penapartida, hacia Samos y su abadía, o en la otra alternativa, que sin pisar Samos, pasa por San Xil, Montan, Fontearcuda y Furela, pertenecientes al concello de Samos y arropadas por boscosos valles. Aunque la historia de Samos está íntimamente ligada a la de su monasterio se sabe que en la zona hubo asentamientos prehistóricos como así lo atestiguan los abundantes castros, pudiéndoseles datar en el largo periodo de tiempo que va desde el siglo VII antes de Cristo y el siglo II después de Cristo, aunque muy posiblemente perduraran hasta la Edad Media. Pero la impronta más antigua de estos primitivos pobladores se encuentra en las cuevas de Santalla. Con la fundación del monasterio allá por el siglo VI el devenir de la gente de Samos se acompasa a la de los monjes, sufriendo juntos los avatares de las guerras y disfrutando de los privilegios y bonanzas que les otorgaron los reyes, nobles y obispos que por aquí pasaron.
En Samos es visita obligada la de su Monasterio de San Julián y Santa Basilisa, y muy próxima a él una pequeña construcción mozárabe con un espectacular árbol llama la atención recordando los inicios del cenobio, pues se dice que era una celda del monasterio de Samos, es la capilla del Ciprés también conocida como capilla del Salvador. En el pueblo, la torre del Reloj, el palco municipal o la fuente pública también se exhiben orgullosas. Además el río Oribio en sus orillas ofrece gratos paseos y pequeños parquecitos donde poder disfrutar de la naturaleza. En el entorno de Samos el valle del Lóuzara o la Sierra de Oribio hacen las delicias de atrevidos aventureros y senderistas, pues la práctica de parapente o la espeleología están aseguradas así como la de bonitos recorridos descubriendo la zona. Las aldeas de su concejo también tienen su especial interés y atractivo, San Cristovo do Real luce una bonita arquitectura popular gallega. Renche y Lastres, cuya iglesia parroquial, nombrada ya en el año 1175 en una bula papal como adherida al monasterio de Samos, guarda en su interior un Santiago peregrino. Freituxe, San Martiño do Real, con una iglesia que es románica rura. Foxos o Teiguin y Pascais cuya parroquia, que conserva de su estructura románica el ábside, se sabe que fue dada al monasterio de Samos en el año 1098. Gorolfe con su capilla de Nuestra Señora de los Milagros. Sivil, San Xil o Montan cuya iglesia parroquial es de origen románico y está advocada a Santa María. Fontearcuda que pertenece a la parroquia de San Martiño de Lousada, o Furela, que luce orgulloso una casa con escudo y la capilla de San Roque. Cualquier rincón del municipio puede sorprender al visitante con un admirable paisaje o con un tipismo rural que aúna en sus construcciones pasado y presente. No hay que olvidar que a Samos lo atraviesa el río Oribio, pequeño río con abundancia de anguilas y truchas que se han convertido en uno de los platos gastronómicos típicos de la zona.
Samos festeja a San Benito el 11 de julio y el 9 de enero celebra a Santa Basilisa que es patrona del monasterio.
En Samos son tradicionales los bizcochos de Manjarín, dulce que en un principio se hacía en la cocina del monasterio hace más de 250 años.
En la parroquia de San Cristovo do Real se ubica el Pazo de Lusío que fue fundado por Lope Vázquez de Vilamexe en el año 1.551 y perteneciente a dicho pazo los restos de una antigua ferrería nos recuerdan que en ella se forjaron las rejas de la catedral de Lugo.
La capilla del Ciprés, más bien el árbol milenario que la custodia, guarda su propia leyenda que dice que el abad Virila estando sentado bajo su sombra cuestionándose sobre la eternidad se quedó absorto oyendo cantar a un pajarillo, permaneciendo en este estado más de trescientos años. Por la época en que se construyó la capilla, siglo X, era costumbre plantar un ciprés a la vez y a su lado, como señal de lugar espiritual.
A Samos se llega por la carretera LU-633 que une Pedrafita do Cebreiro, en plena A-6, con Sarria, siguiendo en parte el trazado del Camino de Santiago. También la LU-P-5601 y 5602 se encargan de comunicar Samos con las localidades vecinas.
Samos cuenta con servicio de autobús que de lunes a sábado lo conectan con Piedrafita do Cebreiro, Sarria y Lugo. La estación de autobús más cercana está en Sarria.
Samos
San Cristovo do Real
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