Se sitúa a orillas del mar Cantábrico, en la desembocadura del río Sella y tiene flanqueada su bahía por dos altozanos, el de Somo y el de Corbero, desde donde podemos admirar una bella panorámica en la que el azul del mar y del cielo se entremezclan con el verdor de la vegetación y la cercanía de los Picos de Europa. En Ribadesella ya había asentamientos de población desde los tiempos prehistóricos del paleolítico, como así lo atestiguan los importantes yacimientos arqueológicos hallados en diversas cuevas y abrigos naturales con impresionantes representaciones del arte rupestre. El griego Estrabón nos deja referencias escritas, datadas en el siglo I, sobre los Salaenos, nombre con el que se conocía a las gentes de Ribadesella en aquella época, habla también de la ría de Noega que separaba a los astures de los cántabros. Bajo la dominación romana, el río Sella sirvió, así mismo, de línea divisoria entre la gente Astur, a la cual engloban en Lusitania y a la Cántabra en la Tarraconense.
Fue en el siglo XIII cuando la villa fue fundada oficialmente por el rey Alfonso X el Sabio mediante mandato de unificación de los territorios que estaban a ambos lados del río, dotando a la población de derechos civiles y de un gobierno que estaba bajo los auspicios de la corona. Durante los siglos XIV y XV, por sus innumerables fuentes de riqueza y por su estratégica situación geográfica, fue una plaza muy codiciada y disputada por varias familias de nobles que llegaron a adueñarse de la villa hasta que los Reyes Católicos intervinieron y los desalojaron de sus posesiones. En la Guerra de La Independencia, los franceses ocuparon la villa y el puerto, y tras año y medio de ocupación, se retiraron en junio de 1.811. En 1.865 se construye el primer puente de madera sobre el río Sella, que fue escenario en las guerras carlistas de un enfrentamiento bélico y que sería sustituido por uno de hierro en 1.892, siendo en aquella época, con sus trecientos metros, uno de los más largos de España; en 1.937, durante la Guerra Civil española fue dinamitado y el actual se reconstruyó en hormigón en el año 1.940. A día de hoy Ribadesella es una villa actual donde el turismo, las costumbres y la modernidad caminan de la mano.
Dividida en dos por la bonita desembocadura del río Sella, a la derecha podemos pasear por el casco histórico que, atravesado por la ruta jacobea del norte, cuenta con edificios que se remontan a la Baja Edad Media y por las calles centrales de la Gran Vía o Comercio.
Las peatonalizadas calles del casco antiguo de la localidad, nos ofrecen verdaderas joyas arquitectónicas como el Palacio de Prieto Cutre, actual edificio del Ayuntamiento, que es un excelente ejemplo de arquitectura civil renacentista, o el conjunto de edificios con soportales de la actual calle López Muñiz, antigua Calle de la Plaza, donde se ubica la casa de Ardines. La iglesia parroquial de Santa María Magdalena, del primer tercio del siglo XX, con bonitas pinturas murales y los frisos del altar mayor tallados en piedra, y su plaza contigua, la antigua Plaza Vieja, también merecen una visita así como la casa de los Collado, conocida como la casa del Escudo, dado que en su fachada de piedra se exhibe un monumental escudo del siglo XVIII. En la plaza de la Atalaya hay un bello conjunto de casonas tradicionales, además de la casa del Pixuecu y el Palacio de la Atalaya. El Paseo de la Grúa, que se comenzó a construir a finales del siglo XVIII, tiene una zona, con paneles explicativos, dedicada a la Mitología Asturiana. Al final del paseo existe una amplia barbacana o rotonda construida hacia 1.830, con el fin de ayudar a los barcos que entraban a puerto. Desde allí y subiendo por un sendero hasta la cima del cerro Corbero, se llega a la ermita de Nuestra Señora de Guía, edificio renacentista de finales del siglo XVI y reformado en el XIX, que acoge a la patrona de los marineros. Este lugar es un espléndido mirador sobre la villa, la ría, los montes, la playa, los acantilados y el mar Cantábrico.
Es importante también hablar de la Ruta del Puerto, con un curioso conjunto de seis paneles decorados con dibujos del genial humorista gráfico Antonio Mingote. Estos dibujos hacen un repaso de la historia de Ribadesella desde la prehistoria hasta hoy. Cruzando el puente y dirigiéndonos al otro lado de la ría, encontramos junto a la playa de Santa Marina, las villas y residencias donde los aristócratas y burgueses vivían en sus interminables estancias veraniegas. Pero además de la propia playa y las joyas arquitectónicas que la circundan hay en esta zona oeste del Sella otros importantes sitios de especial interés, pues muy cerca se encuentran las cuevas de Tito Bustillo y la Cuevona de Ardines, así como el Centro de Arte Rupestre, un entorno de asentamientos paleolíticos con numerosas muestras de arte rupestre magdaleniense. En la cima del macizo de Ardines encontramos además otro estupendo mirador de la villa. Los deportes de aventuras como la escalada, rutas senderistas y piragüismo, entre otros, completan lo que Ribadesella nos ofrece.
En Ribadesella, que casi se ha perdido el festejar a su patrona Santa María Magdalena, se celebran y mantienen con gran expectación otros festejos tradicionales y populares como en el mes de junio las fiestas de San Juan, el día 24, las fiestas de la Virgen de la Guía son en el mes de julio, en agosto se festeja a Santa Marina y en septiembre a San Miguel. Además durante los meses de verano, diversas ferias y conciertos amenizan los días.
Una de las fiestas más características es la conocida como el Descenso Internacional del Sella. Sus orígenes se remontan a una excursión en piragua que Dionisio de la Huerta y un amigo suyo hicieron allá por el año 1.929, por el río Piloña, afluente del Sella. En el verano de 1.930, se unió a la aventura un amigo más y esta vez bajaron el Sella desde Arriondas a Ribadesella. La excursión se fue repitiendo año tras año, y como siempre, empezaron las competiciones para los primeros puestos a la vez que se intentaba batir los mejores tiempos, siendo animados y aplaudidos por sus amigos desde la carretera. Dionisio no quería competir, solo disfrutar del río y sus paisajes, y gracias a su postura aquello no se convirtió en una simple carrera. Antes de dar la salida a la prueba se leen unos versos a modo de ritual “Guarde el público silencio, y escuche nuestra palabra….” Dionisio de la Huerta era el encargado de leerlos hasta su fallecimiento en 1.995. Cuando termina el descenso y siguiendo la tradición inaugurada por Dionisio y sus amigos, los piragüistas y los romeros se desplazan hasta los Campos de Ova, a tres kilómetros de la villa de Ribadesella, donde se celebra una multitudinaria comida campestre amenizada por grupos folklóricos y bailables y se entregan los trofeos a los campeones de todas las categorías.
En el casco histórico de Ribadesella se celebra el "mercado semanal de los miércoles" que según datos fue inaugurado casi a la vez que la villa en el siglo XIII, por eso se dice que es el más antiguo “centro de compras” de Ribadesella. En él se ofrece al público las hortalizas del concejo, las “fabes”, castañas, avellanas y nueces, quesos, dulces de manzana, “pantrucos” o harina de maíz, con la que se hacen los tortos fritos y la “borona”, que es un pan hecho al horno y si va relleno de embutidos se le llama "borona preña".
Dice la tradición popular de Ribadesella que hacia el siglo XVIII, debido a la gran actividad marinera de sus gentes y amparándose en su puerto ballenero, se fue desarrollando una cierta actividad, por contrabandistas de la época, en la que desembarcaban en la playa de Santa Marina todo tipo de mercancías, y que a lomos de veloces caballos negros que se confundían con la oscuridad de la noche, las sacaban raudamente de la playa evitando así el control de las autoridades portuarias. Estando varias personas aficionadas a la equitación, en una Semana Santa de finales de los años ochenta del siglo pasado, recordando estas viejas historias se les ocurrió, aprovechando que en esta época del año no hay bañistas, que sus caballos compitiesen en una carrera por la playa de Santa Marina para ver cuál era el más veloz. Esta evocación de unos aficionados rioseños ha dado lugar a que año tras año se celebre esta ya famosa competición.
MÁS RUTAS DISPONIBLES, NO TE LO PIERDAS...
MÁS LUGARES DISPONIBLES, NO TE LO PIERDAS...
Ribadesella se encuentra en pleno trazado de la antigua nacional N-632, que la sigue comunicando con las localidades cercanas, al igual que con la autovía A-8 del Cantábrico que une Ribadesella con Santander, Gijón y Oviedo. También desde Oviedo podemos llegar siguiendo la N-634.
Ribadesella cuenta con servicio de autobús diario que hace la ruta Santander-Oviedo y que le acerca también a las localidades cercanas.
Estación de autobuses
C/ Palacio Valdés s/n
FEVE mantiene Ribadesella comunicada por ferrocarril de vía estrecha a través de la línea Oviedo-Santander.
Estación de FEVE
Estación s/n
SENDITUR no se responsabiliza de cualquier variación en la información descrita, así como del mal uso de sus guías y recomienda que cada uno sea responsable y prudente en la realización de la actividad. Igualmente, te invitamos a documentarte con libros y guías especializadas para complementar la información descrita. Desde el compromiso de SENDITUR con la Naturaleza y el respeto al equilibrio del medioambiente, SENDITUR te insta a viajar de una forma responsable, con bajo impacto ambiental y respetando en todo momento el entorno Natural, Cultural y Social de allí por donde pases. Para cualquier sugerencia, SENDITUR te invita a enviar un correo a .
Continuar viendo ...