Están situadas junto al valle del río Sil, al noroeste de los Montes Aquilanos y al suroeste de Ponferrada, en el Bierzo. Aunque el origen de este espectacular paisaje, de un colorido rojizo y picudos farallones que parecen estar inmersos en un ambiente misterioso, está en la explotación romana de la mayor mina de oro a cielo abierto del imperio. Se sabe que los pueblos prerromanos que aquí habitaban ya habían explotado el yacimiento mediante la técnica del bateo, pues en la zona se han encontrado restos arqueológicos de diversos yacimientos, prerromanos y romanos. Seis siglos de historia, desde el siglo III antes de Cristo hasta el siglo IV después de Cristo que relatan el cambio tanto paisajístico como cultural que experimentó el lugar y sus gentes. Se cree que fue en la época del emperador Octavio Augusto cuando los romanos comenzaron a explotar estas minas, dando como resultado el paisaje que hoy conocemos y dejándonos un montón de lugares que ver en Las Médulas. Los Romanos en su conquista del territorio unas veces obligaban a los nativos a abandonar sus castros, como el Castro de Borrenes que fue destruido cuando aún se estaba construyendo la muralla, y otras veces los habitantes de los poblados tenían que trabajar, bien en la mina o bien haciendo herramientas para ésta además de ocuparse del mantenimiento de los canales.
Las Médulas-CC/Karsten Wentink
En una tierra con abundante agua y suficiente pendiente era muy factible emplear la fuerza hidráulica y los romanos supieron utilizar estos recursos usando el sistema de explotación minera llamado Ruina Montium. Riachuelos canalizados y embalsados en altura y pendientes galerías excavadas en la montaña por las que se precipitaba el agua cuya fuerza arrastraba la tierra hasta los lavaderos donde se separaba el oro que ésta contenía. Era un trabajo arduo a la vez que espectacular y que ha dejado su impronta en este espacio natural donde hoy se pueden admirar lagunas y lagos, como el Lago Sumido, la Laguna de Pinzais, Laguna Larga, y el de mayor extensión el Lago de Carucedo, cuyos orígenes son aquellas acumulaciones de agua. El colorido y bello paisaje de Las Médulas que se divisa desde lejos atrae, como una hipnótica imagen, a adentrarse en él y siguiendo sus paseos y rutas de senderismo descubrir las cuevas de La Encantada y La Cuevona, la fuente de la Tía Viviana, los castros prerromanos, como el Castrelín o la Corona de Borrenes, los castros romanos, como Cerro Pendón o el llamado Castro de Orellán, asomarse a estratégicos miradores, como el Mirador de Orellán y visitar galerías que guardan siglos de historia y cuya función era la de transportar el agua para reventar la montaña y llegar a un impresionante balcón, fruto del derrumbe propio de la explotación minera, como en la Galería de Orellán, intentar ver en el fondo del lago Sumido y a través de los preciosos nenúfares blancos que adornan sus aguas a Durandarte, la famosa espada de Roldan..., Todo ello gracias a que desde que se dejaron de explotar las minas no ha habido actividad industrial por lo que el paisaje de Las Médulas guarda intacta la huella de un pasado en el que la mano del hombre lo fue modificando para después de su abandono adquirir ese halo de fantasía y leyenda que las impregna.
Las Médulas-CC/mmmmngai
Hay muchas opiniones que dicen que el nombre de Las Médulas guarda relación con el Mons Medulius que según la tradición fue el lugar donde los guerreros galaicos, cántabros y astures que resistieron el asedio de las legiones romanas, se suicidaron antes de entregarse.
Las Médulas son Monumento Nacional desde 1931, más tarde serian declaradas Bien de Interés Cultural con categoría de Zona Arqueológica. En 1997 la Unesco las declaró Patrimonio de la Humanidad convirtiéndolas en el primer Paisaje Cultural europeo que alcanza esta distinción y reconociéndoles el gran valor histórico y natural que poseen. En la actualidad Las Médulas además de tener la categoría de Zona Arqueológica están consideradas también como Monumento Natural y Espacio Cultural.
Las Médulas-CC/mmmmngai
Las Médulas-CC/karstensfotos
Cuenta la leyenda que en las cuevas que se horadaron para extraer el oro, donde ahora se refugian los pastores con sus rebaños, en medio de un gran estruendo aparece un fornido hombre de largos cabellos y barbas de oro y que subido a lomos de un macho cabrío desaparece entre las galerías y montes mientras una sonora risotada cubre el silencio de la noche hasta que llega a una lejana gruta secreta donde las brujas están celebrando su aquelarre.
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Para llegar a Las Médulas no existe una carretera concreta dada su extensión y los diversos lugares que se pueden visitar. Uno de los principales puntos de acceso lo tenemos en la localidad de Carucedo, desde donde parte una de las carreteras que se adentra en este monumento natural. Igualmente desde Borrenes podemos acceder, ambas localidades están a escasa distancia de la antigua N-536 y de la N-120, así como de la A-6. El pueblo de Las Médulas está situado al final de la CV-191-2 justo al lado de las ruinas romanas de Las Médulas. Además a los municipios que se hallan dentro del paraje llega una línea de autobús que realiza el trayecto Ponferrada, Puente de Domingo y O Barco de Valdeorras. El número de teléfono de la estación de autobuses de Ponferrada donde poder ampliar información es el 987 401 065.
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