Es la capital del Principado de Asturias además de ser la capital de la parroquia homónima de la que forma parte dentro del concejo de su mismo nombre. El municipio se encuentra en el centro del Principado asturiano y está delimitado por los ríos Nalón y Nora. Ninguno de los dos cruza el casco urbano de Oviedo, que presenta en su topografía importantes desniveles. El origen de Oviedo, dice la historia, se remonta a la Alta Edad Media, hacia el siglo VIII o quizá anterior, pues según descubrimientos arqueológicos se cree que pudo haber algún núcleo poblacional en el periodo romano. En la colina llamada Ovetao u Oveto, los monjes Máximo y Fromestano construyeron un monasterio que dedicaron a San Vicente. Más tarde el rey Fruela I, al visitar el lugar le gustó tanto que decidió levantar una basílica dedicada a San Salvador y otras dependencias que sirvieran de residencia a su mujer Munia y para que allí naciera su hijo Alfonso, el futuro Alfonso II el Casto. Cuando éste fue rey trasladó a Oviedo la capital del reino y la convirtió además en sede episcopal. Construyó una muralla que protegiera la ciudad, y palacios, iglesias y otras estructuras. En la zona amurallada se diferenciaron tres barrios, La Villa, que agrupaba los edificios religiosos y civiles, Cimadevilla, más comerciante y relacionada con las peregrinaciones, y Socastiello.
Cuando en el año 812 se descubrió en Compostela la tumba del apóstol Santiago, el rey Alfonso II fue a visitarla, convirtiendo de esa forma su recorrido en el primer camino de peregrinos, el ahora conocido como Camino Primitivo, y él en el primer romero. En el siglo X, y con el avance de la Reconquista, se trasladó la capitalidad a León, haciendo perder a la ciudad parte de su importancia. El rey Juan I, en el año 1388, funda el Principado de Asturias, el primero en llevar el título fue su hijo el infante don Enrique, y Oviedo se convierte en su capital. En 1521 un devastador incendio asola la ciudad, y con su reconstrucción y su nueva estructura urbanística, Oviedo ve cómo se va desarrollando, se construye un acueducto para el suministro de agua y a comienzos del siglo XVII se funda la Universidad. La nobleza construye notables palacios, siglo XVIII, y en el siglo XIX fueron los primeros en alzarse contra la invasión napoleónica. Este siglo también le trae un crecimiento industrial importante y en el XX es el desarrollo administrativo y comercial el que cobra mayor relevancia. La Oviedo actual es una ciudad que mira al futuro cimentado en unas sólidas bases históricas y tradicionales y que tiene, a través de los Premios Príncipe de Asturias, entregados anualmente en el Teatro Campoamor, y del Campus Internacional, al que acuden personalidades de la más alta relevancia mundial, una cada vez más creciente proyección internacional.
Oviedo es una ciudad donde encuentras bellos rincones que hablan de su historia, entrar en el casco antiguo y pasear por sus calles peatonalizadas es ya en sí un disfrute pleno. En el epicentro de la ciudad y del casco monumental, se encuentra la Catedral de San Salvador, siendo fundamentalmente de estilo gótico, construida entre los siglos XIV y XVI y algunos añadidos posteriores de estilo barroco, conserva parte del románico como, su torre de San Miguel y en su interior alberga reminiscencias prerrománicas, muestra de ello es la Cámara Santa, donde se guardan las reliquias de la ciudad, la Cruz de los Ángeles, la Cruz de la Victoria, el Cofre de las Ágatas o el Santo Sudario. La plaza de la Catedral está circundada por nobles edificios, en ella se encuentra la capilla de la Balesquida, del siglo XII, que guarda la imagen de la Virgen de la Esperanza, el palacio de la Santa Cruz o de la Rúa, del siglo XV, la casa de los Llanes, los palacios de Heredia y de Valdecarzana; la iglesia de San Tirso, a un lado de la Catedral pero separada por una calle, fue fundada por Alfonso II el Casto en el siglo IX, de su época prerrománica persiste en el tiempo el testero del ábside central con la ventana trigeminada. Aledaña a la plaza de la Catedral se encuentra la plaza de Porlier que no desmerece en nada a su vecina, con edificios como el palacio del Conde de Toreno y el de Camposagrado, ambos del siglo XVIII, mirándolos de frente se encuentra el edificio de la antigua Universidad, en su interior un bonito claustro cuadrado con soportales, añora, a lo mejor, los paseos que en él se daban Clarín o el Padre Feijoo, y en el centro la estatua de su fundador, en el siglo XVII, Valdés Salas.
La pequeña y coqueta plaza de Riego, la plaza de la Constitución donde se ubica el Ayuntamiento, construido en el siglo XVII, en su planta baja porticada tiene un arco central que era la antigua puerta de entrada en la ciudad, la puerta de Cimadevilla, y que tiene por soporte la vieja muralla, sin duda hay que prestar atención a la Torre del Reloj. La iglesia de San Isidoro el Real se levantó entre los años 1578 y 1740; cerca de esta iglesia está la plaza del Fontán, que fue una marisma a la que el creciente desarrollo urbanístico de la ciudad obligó a desecar en el siglo XVI, convirtiéndose en el primer centro comercial en los extramuros, aunque la plaza no terminó de urbanizarse hasta el XVIII, hoy en día es un entrañable rincón porticado, de edificios rehabilitados que guardan un apacible aire vecinal y rural. La calle de Mon y Santa Ana, la plaza Trascorrales o la curiosa plaza del Paraguas, pues un enorme paraguas abierto en el centro de la plaza, homenajeando al clima regional, le da nombre; en este lugar, a principios del siglo XX, las antiguas vendedoras de leche, con sus lecheras, se guarecían y animaban el ambiente. El mayor paño de la muralla medieval del siglo XIII se conserva en la calle Paraíso que está muy cerquita de esta plaza. Museos y auditorios, sin olvidar el Teatro Campoamor, inaugurado en el año 1892, y que es el escenario, entre otros importantes eventos, de la ceremonia de entrega de los premios Princesa de Asturias. Son solo un boceto, una pincelada de lo que esta bella ciudad ofrece al visitante y si ya se une con la deliciosa gastronomía de la que se puede disfrutar, nadie se ira de Oviedo sin llevarse un grato recuerdo y una gran añoranza que le hará regresar pronto para seguir disfrutando de esta bella ciudad y de su entorno.
En Oviedo se festeja por todo lo alto San Mateo, cuyo día grande es el 21 de septiembre, aunque su patrón es San Salvador. A finales de mayo o principios de junio, coincidiendo con el primer martes posterior a Pentecostés, Oviedo guarda fiesta para celebrar el Martes de Campo o Martes del Bollo como se conoce a La fiesta de la Balesquida, la virgen de la Esperanza es procesionada desde la Capilla de La Balesquida hasta la iglesia de San Tirso y durante el día se reparte entre los cofrades el bollu preñau y la botella de vino. La Feria de la Ascensión acontece unos cuarenta días después de la celebración de la Semana Santa, en ella el homenajeado es el campo; las muestras de ganado, exposiciones de artesanía popular, folclore y mercado astur están garantizadas.
Las fiestas de San Mateo, en Oviedo, tienen su origen histórico en el siglo IX, en una fiesta religiosa llamada Perdonanza, cuando un gran número de gentes y peregrinos se acercaban hasta Oviedo para venerar las reliquias del Arca Santa, para las que Alfonso II, el Rey Casto, construyó la Cámara Santa y así viviendo el jubileo de la Santa Cruz conseguir indulgencia plenaria, esto acontecía entre los días 14 y 21 de septiembre.
En el continente americano hay varias ciudades que comparten nombre con Oviedo, en Baja California, en México, en Paraguay, en la República Dominicana y también en Florida.
Las Paxarines son unas figuras tradicionales de diferentes formas que se hacen con miga de pan y huevo y se les da color con azafrán. Se cuenta que en el siglo XVII aparecieron tres figurillas en una peana de la Catedral y es desde entonces que se hacen y se venden, el día de San Mateo, en la plaza de la Catedral y dicen que protegen de las tormentas.
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Los principales accesos a Oviedo por carretera son la N-634 que junto a la A-63 por un lado y la A-64 por el otro la unen con ambas vertientes de la costa cantábrica, la N-630 y la AP-66 que lo hacen con León y la meseta, también a través de la A-66 Oviedo se une con la costa y la A-8 autovía del Cantábrico en Gijón. Igualmente son varias las carreteras locales y provinciales que comunican Oviedo con las diferentes poblaciones que la rodean.
Desde la estación de autobuses de Oviedo salen servicios de diferentes compañías que con servicios regionales, nacionales e internacionales la conectan con las principales ciudades del país así como con Bélgica, Francia, Reino Unido o Suiza, además de con localidades de la CCAA. La estación de autobuses está ubicada en la C/Pepe Cosmen, s/n y los números de teléfono para ampliar información son el 902 499 949, el 985 969 696 y el 985 969 678. Las líneas de autobús urbano de Oviedo acercan no sólo a puntos dentro de la ciudad sino también a pueblos del Ayuntamiento de Oviedo.
Los servicios de ferrocarril unen Oviedo con los principales municipios de la comunidad así como con el resto de la cornisa cantábrica, la meseta, el Levante y Cataluña. Los trenes de cercanías cubren diferentes trayectos por Asturias interconectando Oviedo con Gijón, Mieres, Avilés...Oviedo cuenta con tres estaciones, la Estación del Norte, que es la principal, se encuentra en la C/Uría, s/n y la oficina de atención al cliente tiene los números de teléfono 985 981 441 y 902 320 320. La de Llamaquique, que es la primera estación subterránea de Asturias, se encuentra bajo la calle del Coronel Aranda, una estructura acristalada sirve de acceso principal a la estación y la de La Corredoria que es un intercambiador de pasajeros y que da servicio a la localidad ovetense de La Corredoria.
El Aeropuerto de Asturias, situado en Santiago del Monte, a unos 45 km de Oviedo y con el número de teléfono para información 985 12 75 00, ofrece vuelos directos a y desde Alicante, Barcelona, Bruselas, Londres, Lanzarote, Madrid, Málaga, Palma de Mallorca, Paris, Sevilla, Gran Canaria, Ibiza, Lisboa, Marsella, Menorca, Monastir, París, Tenerife Sur y Valencia.
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