Siresa (Huesca) (0)

¿Sabías que... Siresa

O Ciresa es el último núcleo habitado del valle, la localidad, muy cercana ya a la cabecera del Valle de Hecho, está situada en la ladera del monte Santidoro, custodiada por el monasterio de San Pedro, alzándose sobre el barranco de Espetal, tributario del río Aragón Subordán. Ya en la Prehistoria hubo en el lugar núcleos poblacionales, como lo demuestran la cantidad de dólmenes repartidos por el entorno de Siresa, además el pueblo está asentado junto a la vía romana Bearn-Cesaraugusta que cruzaba el Summo Pyrineo por el puerto del Palo, donde hubo un asentamiento romano y aunque este poblado pudo prolongarse en el tiempo, la historia de Siresa viene intrínsecamente unida a la del monasterio de San Pedro y su fundador carolingio, el conde Galindo Arnaéz I, en el año 833. Se supone que Siresa crecería en torno y al amparo del monasterio entre los siglo IX y XI, cuando éste tuvo sus años de mayor relevancia protegido por los condes y reyes de Aragón, llegando a ser capilla real en el siglo XI, cuando gobernaba Siresa la condesa doña Sancha, hermana del rey Sancho Ramírez. La villa mantuvo su realengo hasta el siglo XIX, a mediados de dicho siglo era aduana de primera clase dependiente de Canfranc y fue municipio propio hasta finales del siglo XIX en que quedo incorporada a Hecho. En 1971 las localidades de Embún, Hecho y Urdués conformaron el Valle de Hecho.

¿Qué ver en Siresa?

Siresa mantiene en su conjunto urbano un marcado carácter montañés en el que algunas de sus casas, como la de Organero, Agustine o Pizuela conservan las características constructivas típicas del Valle de Hecho, aunque solo la Casa Berdolé luce la antigua chimenea, "chaminera" troncocónica. La localidad se configura a lo largo de una calle circunvalando el barranco. En un extremo se encuentra el barrio alto, en torno a la plaza de la Virgen, y en el otro, por donde otrora entraba el camino de herradura de Francia, el arrabal, junto al monasterio, quizás el más antiguo de Aragón, que fue también hospital de peregrinos y escuela de reyes aragoneses.

Para descubrir

Del conjunto monástico de San Pedro tan solo pervive la iglesia, hoy parroquial, testigo mudo de un glorioso pasado, como lo demuestran su altura y dimensiones. Hay supuestos que dicen que la iglesia es del siglo IX, basándose en la similitud de su singular pórtico occidental con tribuna con el cuerpo occidental o anteiglesia de las iglesias carolingias. El aspecto actual del templo es fruto de las numerosas restauraciones y reformas sufridas a lo largo de los siglos XIII, XV-XVI, XVII y XVIII y a las nuevas obras del XX, pero en su origen es románica, de los siglos XI y XII. Monumento Nacional desde 1931 guarda en su interior un precioso Cristo Crucificado y una talla de la Virgen de Siresa, ambos del siglo XIII, además de la pila bautismal donde se dice que recibió el sacramento Alfonso el Batallador. Siresa conserva también las escuelas y el horno de pan comunitario, hoy reconvertido en museo en donde se muestra el proceso de la elaboración del pan cuando éste se amasaba en casa.

Fiestas

Siresa celebra sus fiestas mayores en honor a San Blas el 3 de febrero y las menores son el 29 de junio festejando a San Pedro.

Tradiciones

Cuenta la tradición que en Siresa nació uno de los monarcas más notables del reino, Alfonso el Batallador, que recibió este seudónimo de los numerosos conflictos bélicos que saldó a su favor. Y que fue bautizado en el monasterio de San Pedro, denominado Luz de Occidente por su extensa biblioteca que era custodiaba por más de un centenar de monjes en la Edad Media, donde también recibió estudios.

Curiosidades

Desde Siresa se ven los campos y bordas que dan paso al Parque Natural de los Valles Occidentales. Por los parajes como el de Reclusa, Santana, Gabardito y Selva de Oza que conservan los caminos por los que transitaban pastores, maderistas, contrabandistas, exiliados, carabineros... hoy en día son los senderistas los que disfrutan de la belleza de estas selvas, pastos de alta montaña y roquedales. Además el GR-15 y el GR-11 acercan a los principales picos e ibones del entorno, mientras cruzan los diferentes valles de la Jacetania.

Leyenda

Cuenta la leyenda que antiguamente, en el valle, vivía una extraña mujer la cual no solía dejarse ver. Se rumoreaba que habitaba en una cueva donde atesoraba, con celo, cálices que conseguía con malas artes de cuantas iglesias y monasterios podía encontrar. Un buen día un joven pastor se encontró en el bosque un cáliz que, sin el saberlo, se le había caído a la extraña mujer esa misma noche. El pastor lo recogió y regresó a su pueblo junto con sus ovejas sin saber que la mujer andaba loca buscando el cáliz y que ésta había visto de lejos como el pastor lo recogía. El baliteo incesante y la inquietud de las ovejas pusieron en alerta al pastor que vio como la furibunda mujer se afanaba en darle caza. Por suerte la juventud del pastor le permitió correr como alma que lleva el diablo hasta refugiarse en la iglesia de su pueblo. La mujer ante la imposibilidad de prender al joven y recuperar su tesoro, estalló en ira y gritando un conjuro se convirtió en una enorme serpiente, forma con la que regresaría al bosque no sin antes golpear con rabia una de las piedras de la iglesia dejando la marca de su cola, marca que aún hoy se puede ver en una de las piedras de la entrada de la iglesia de San Pedro de Siresa.