Otsagabia en euskera, se encuentra al norte del Valle de Salazar en la Comunidad Foral de Navarra, junto la Selva de Irati y donde los ríos Zatoya y Anduña se unen. Es uno de los bellos y típicos pueblos del Pirineo Navarro, con un buen número de encantos que tenemos que ver en Ochagavía. Ya en documentos del siglo XI se nombra a Ochagavía como “Osxagauia” y “Oxssagauia” y cuando el Valle de Salazar en el siglo XIV se dividió en tres demarcaciones o quiñones, la localidad formó uno de ellos. El valle era administrado política y económicamente por una Junta y ésta siguió existiendo como Junta General del Valle después de la disgregación administrativa del año 1864. Durante la invasión francesa, en el año 1794, Ochagavía fue arrasado por un incendio, del que se salvó el santuario de Muskilda. Para mediados del siglo XIX el pueblo ya estaba totalmente reconstruido y en la misma ubicación.
El río Anduña cruza el pueblo y en torno a él se distribuye el caserío de Ochagavía cuya arquitectura destaca por sus inclinados tejados, en los que sus tradicionales techumbres de madera fueron sustituidas por otras de teja plana cuando se reconstruyó el pueblo después del incendio. Estas típicas techumbres de tablilla de roble aún se pueden admirar en la torre de la iglesia y en el santuario de Muskilda. Entre sus casas, la mayoría de piedra, se encuentran algunas con blasones y escudos de los siglos XVIII y XIX y también los palacios medievales de Urrutia, Iriarte y Donamaría. Un bonito crucero de la mitad del siglo XVI da la bienvenida al visitante justo a la entrada del pueblo, donde se unen los ríos Zatoya y Anduña. Es un bonito y perfectamente cuidado puente medieval el que permite salvar el Anduña, e imprime sello de identidad al pueblo junto con sus empedradas calles. Al visitar Ochagavía no podemos dejar de acercarnos a la iglesia parroquial de San Juan Evangelista, la cual conserva restos medievales del siglo XI y también de los siglos XVI y XVII. Otro de los lugares que ver en Ochagavía está en el monte Muskilda, a cuatro kilómetros del pueblo, allí se encuentra la ermita santuario de Nuestra Señora de Muskilda, románica del siglo XII y reformada a mediados del siglo XVII, está rodeada de una muralla.
Y si lo que el visitante quiere es conocer más sobre el ecosistema del valle, que tradiciones había y como se vivía, el Centro de Interpretación de la Naturaleza se encarga de satisfacer su curiosidad y ganas de saber. Además el entorno de Ochagavía brinda la oportunidad de numerosas actividades como bonitas rutas de senderismo, montañismo, esquí de fondo, paseos a caballo o en BTT... que hacen las delicias de lugareños y visitantes.
Ochagavía celebra sus fiestas patronales en honor a la Virgen de Muskilda el 8 de septiembre y el 27 de diciembre festeja a su patrón San Juan Evangelista. El 26 de julio la fiesta es por Santa Ana y además este mismo día se celebra una romería a Muskilda.
Uno de los rituales más antiguos del Pirineo Navarro son las danzas que se celebran en Ochagavía en honor a la Virgen de Muskilda. Se celebran el 26 de julio y el 8 de septiembre con motivo de la festividad de Santa Ana y de la Virgen de Muskilda respectivamente. Se interpretan cuatro danzas de palos, denominadas de Emperador, Katxutxa, Danza y Modorro, una danza con pañuelos, y la Jota. Todas ellas se remontan al siglo XVII. Los danzantes son encabezados por un personaje enmascarado, "el Bobo".
El último fin de semana de agosto se celebra en Ochagavía el Orhipean, oficios y tradiciones. Durante dos días el pueblo y sus gentes regresan al pasado, más o menos a hace cien años, y escenifican y rememoran la forma de vida de aquel entonces, su día a día, oficios, costumbres...
Cuenta la leyenda que un día andaba un pastor buscando un toro que se le había extraviado y lo encontró, después de mucho buscar, junto a un roble. Al acercarse comprobó con asombro que al pie del árbol había una imagen de la Virgen. Cuando iba a cogerla se dio cuenta de que sus vacas se desmandaban y teniendo que ir en pos de ellas para reagruparlas se dijo que volvería a por la imagen al día siguiente, pero al volver la mirada se percató de que la imagen ya no estaba. Una vez terminada la jornada y de regreso a su casa echó de nuevo en falta al toro al que otra vez encontró junto a la imagen y en el mismo árbol. Entonces el pastor cogió la talla de la Virgen en las manos con tan mala fortuna que en ese momento pasó por allí un hombre y le acusó de haberla robado llevando al pobre pastor y a la Virgen a Ochagavía, al pastor lo encerró en un cuartucho y la imagen de la Virgen la llevo a la iglesia, pero cuál fue su sorpresa cuando al día siguiente ni la Virgen ni el pastor estaban donde les había dejado, encontrándose ambos otra vez en el roble. El pastorcillo desde entonces se hizo ermitaño y custodio ferviente de la Virgen, dedicándose con todo empeño en la construcción de un templo para Ella y cuentan que él se quedaba preparando la nueva carga de piedras mientras que su animal de carga las transportaba él solo hasta el roble.
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Llegamos a Ochagavía siguiendo la NA-140 que llega hasta la localidad desde la N-135 que une Pamplona con Roncesvalles, encontrándonos el desvío poco antes de llegar a Roncesvalles, justo en el tramo que va desde Espinal hasta Burguete. Esta misma carretera NA-140 pero por el otro lado comunica Ochagavía con Isaba y Francia. También podemos llegar por la NA-178 que enlaza, a la altura de Lumbier, la autovía A-21 entre Pamplona y Jaca con la NA-140 en Ezcároz, localidad vecina de Ochagavía.
Ochagavía cuenta con servicio de autobús de lunes a sábado, ambos inclusive, que realiza el trayecto Pamplona-Ochagavía-Pamplona.
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