Agés (Burgos) (0)

¿Sabías que... Agés

Es una entidad local perteneciente al Ayuntamiento de Arlanzón y se encuentra situada en el centro geográfico de una comarca natural cruzada por el río Vena. El nombre del pueblo, ha sido utilizado para denominar al conjunto de las localidades que constituyeron una junta vecinal como titular de bienes comunales, eminentemente forestales y que han llegado hasta hoy en día, conocida por Junta del Valle de Agés o Junta de Valdeagés. La primera aparición escrita sobre este núcleo rural data del año 944, cuando toda esta comarca es repoblada y colonizada por los cristianos, aunque sus raíces bien puedan ser anteriores y con pobladores prerrománicos, vascos o árabes. En el año 972 aparece mencionado como Fagere, que en latín significa haya o hayedo, aunque también puede derivar del árabe fageg, que significa el que peregrina.

Un poco más de historia

En el siglo XI Agés es donada por el rey García de Navarra a Santa María la Real y esta vinculación con dicho monasterio se extendió hasta el siglo XVII, ello, unido a la lucha que tuvo lugar en la Batalla de Atapuerca, año 1054, entre los reyes García de Navarra y Fernando I de Castilla por la posesión de diversos territorios, como la Bureba y Oca, convirtiéndose Agés en el cuartel de reunión de antes de la batalla del rey navarro, en dicha lid salió triunfador Fernando, motivó que a los habitantes de esta zona se les conociera como los navarros. Alfonso VII apoyó la construcción en la zona de infraestructuras para la asistencia y protección de los peregrinos a su paso por aquí, con lo que se abrió, en el año 1135, la vía que desde Valdefuentes pasando por San Juan de Ortega, Agés y Atapuerca llegaba hasta Burgos. La villa adquirió con el tiempo jurisdicción de realengo con alcalde ordinario.

¿Qué ver en Agés?

Desde el punto de vista artístico el caserío de este pequeño pueblo llama la atención por sus ordenadas viviendas construidas en mampostería y madera que le dan una gran vistosidad. Y presidiendo el pueblo, la iglesia de Santa Eulalia de Mérida, del siglo XVI, pero edificada, posiblemente, sobre otra prerrománica que bajo la misma advocación aparece ya citada en el año 944, pues es sabido que en la Edad Media, siglo X, Agés tenía una iglesia monasterio vinculada a Santa Eulalia de Mérida. Sobre la bonita portada, del gótico florido, que posee, destaca la imagen de la Virgen en piedra probablemente del siglo XIII y también se levanta una espadaña barroca que fue construida con materiales traídos de la desaparecida ermita de San Román.

Para descubrir

Agés, con un puente románico, que se dice que lo construyó San Juan de Ortega y una fuente estratégicamente situada, nos enseña su tradición jacobea, además desde la Edad Media hasta el siglo XIX, está documentado, tenía a sí mismo un hospital para peregrinos. Un antiguo lavadero, una fragua y un potro vienen a completar la visita a este bonito pueblo. Ya fuera de él, en un pequeño altozano al este de Agés, una ermita construida en el siglo XVIII en honor de Nuestra Señora del Rebollo, nos muestra su sencillez.

Fiestas

Las fiestas Patronales se celebran el 10 y 12 de diciembre en honor a Santa Eulalia. El sábado, 23 de Agosto, en el municipio de Agés, conmemoran la histórica batalla entre los reinos de Navarra y de Castilla celebrándose Mercado y Cena Medievales.

Tradiciones

En una planicie, fuera del Camino, entre Agés y Atapuerca, un gran menhir de dos metros de altura marca el lugar en el que aconteció la batalla entre los dos hermanos, el rey castellano, Fernando y el navarro García el de Nájera y que tuvo por resultado la muerte del navarro. Sobre el mojón Fin de Rey que es como se conoce a esta roca hay una inscripción que dice así "Fin de Rey. García de Nájera. 1054". Pues bien la tradición del lugar nos cuenta que bajo una losa de la entrada de la iglesia de Agés se encuentran enterradas las entrañas del rey muerto en la batalla.

Curiosidades

La fragua, construida en 1860, aunque está recientemente restaurada, es parte de la historia y cultura de este tipo de pueblos mayoritariamente agrícolas y ganaderos y el pueblo de Agés así lo valora pues recuerda como en ella el herrero ayudaba a los labradores a reparar sus aperos y los vecinos le pagaban en fanegas de trigo. Era un trabajo totalmente artesano, las soldaduras se hacían a golpe de martillo y para que saltaran chispas del fuego para eliminar la impurezas del hierro, se lanzaba a él harina de sílice, justo al lado, el potro nos recuerda cómo se inmovilizaba a bueyes y vacas, tremendamente pesados, más de 750 kilos, para poder herrarles y curarles con piedra azul.