Está situada en lo alto de un cerro rocoso, cerca de la pequeña sierra de Hinodejo, a orillas del río Abión, rodeada de un bello entorno natural cuyo máximo exponente lo representa su sabinar, uno de los lugares que hay que ver en Calatañazor. Esta villa amurallada de origen visigodo se ubica en una zona que ya estuvo habitada en la época celtibérica, aunque por aquel entonces se la conocía con el nombre de Voluce, los restos de este asentamiento se encuentran a 1 kilómetro al suroeste de Calatañazor, en el Cerro de los Castejones, nombre y asentamiento que también utilizaron los romanos.
Con la llegada de los visigodos parece muy probable que el asentamiento poblacional pasara ya a ocupar el cerro donde se ubica la actual Calatañazor, aunque este nombre se debe a los musulmanes cuando la ocuparon en su expansión por la península. Tras la muerte de Almanzor en el año 1.002, Calatañazor es recuperada y repoblada por los cristianos, se instaura en la zona el señorío de los Padilla y la villa vive una época de apogeo hasta que en el siglo XIV comienza su declive. En el siglo XVII la localidad formó parte de las posesiones de los duques de Medinaceli y un siglo más tarde pasó a ser patrimonio del Marquesado de Feria. Desde el siglo XIX es un municipio de la provincia de Soria.
La villa de Calatañazor fue fortificada a principios del siglo XII, en época de Alfonso I el Batallador, y su muralla conservada en gran parte en su perímetro, confiere a la localidad, ya desde la lejanía, el marcado carácter medieval que luce también en su trazado urbanístico, cuyo eje principal lo marca una empinada calle de suelo adoquinado que confluye en la plaza Mayor donde las piedras de la Picota de Justicia o rollo guardan siglos de historias y leyendas. Las casas porticadas, con paredes hechas de mezcla de paja y barro, que se sustentan sobre puntales de madera están coronadas por unas curiosas y llamativas chimeneas cónicas que están rematadas por un puntiagudo adorno metálico, estarían en cualquier lista de lugares que visitar en Calatañazor.
La iglesia de Santa María del Castillo, románica en su origen, fue reformada en el siglo XVI y guarda en su interior una pila bautismal románica del siglo XI. A las afueras del pueblo está la ermita de la Soledad que conserva de su primitiva factura la cabecera y la portada. Unas pocas ruinas hablan de la Iglesia de San Juan Bautista y de la ermita de Santa Ana, al igual que de su señorial castillo, en lo alto del cerro, del que lo mejor conservado es la torre del homenaje que se construyó en el siglo XIV y está situada en el lienzo de muralla que mira a la villa, un conjunto monumental que hay que ver en Calatañazor sí o sí. Desde el castillo se divisa la extensa llanura conocida como el Valle de la Sangre. Por todo esto que Calatañazor guarda y conserva con orgullo, la villa ostenta desde 1.962 el título de Conjunto Histórico Artístico. Por supuesto no podemos olvidarnos de las diferentes rutas de senderismo que podemos realizar en los alrededores de Calatañazor.
Calatañazor celebra sus fiestas patronales en honor del Santo Cristo del Amparo la segunda semana de septiembre y alrededor del día dos de julio festeja a su patrona Santa Isabel.
En un marco tan increíble como es Calatañazor y de donde tantos poetas y escritores se han quedado enamorados, como Julián Marías que escribió: "Para llegar al año 1.000 hay que salir por Golmayo, cruzar la paramera soriana, donde se aprietan las ovejas,... Y de pronto, en un recodo, a la izquierda, lo increíble, Calatañazor", no es de extrañar que uno de sus eventos más relevantes sean las Jornadas de Música Medieval, que celebradas todos los sábados de agosto tienen por escenarios la Iglesia de Nuestra Señora del Castillo y la Ermita de la Virgen de la Soledad.
El Espacio Natural del Sabinar de Calatañazor, es un bosque con antiquísimas especies de sabinas albares o enebro, muestra de sabinar más espeso del mundo, declarado Reserva Natural en el año 2.000 y forma parte, además, del sabinar de páramo más extenso y mejor conservado de la península. Este árbol suma a su gran valor ecológico sus bayas, frutos que alimentan en los meses de invierno a cuervos, urracas, zorzales y otros pájaros con lo que se convierte además en un bosque invernal muy apetecible para los amantes de la ornitología.
Cuenta la leyenda que el nombre del "Valle de la Sangre" de la llanura que se divisa desde el castillo de Calatañazor se debe a la sangre derramada en la batalla que en el lugar, los cristianos libraron contra los moros, al mando de Almanzor, ocasionándoles la primera derrota. Sangre que empapó todo el valle tiñendo y dando color incluso a las aguas del río. El día de la batalla se oyó a un extraño personaje, que llorando decía, a veces en árabe otras en lengua romance: en Calatañazor perdió Almanzor el tambor.
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Para llegar a Calatañazor la vía de acceso es la N-122 que une Soria y Valladolid, aproximadamente a unos 25 Km de Soria deberemos tomar el desvío que, siguiendo la SO-P-5026, conduce hasta Calatañazor. Esta misma carretera, pero en sentido contrario, comunica Calatañazor con la cercana localidad de Muriel de la Fuente.
Hay un autobús que cubre el trayecto entre la ciudad de Soria y Calatañazor. El servicio se presta únicamente los lunes, miércoles y jueves laborables. Hay que reservar plaza llamando al número de teléfono 900 204 020
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