Soria, Soria (0)
Lugar de enterramiento de un cuerpo santo, Santo del Río, Santo del Duero
Se encuentra al oeste de la ciudad de Soria, en la margen izquierda del río Duero, en un roquedal a media ladera de la sierra de Santa Ana. Existen datos del año 1.148 que hablan de un oratorio o pequeña ermita llamada de San Miguel de la Peña por estar dedicada al arcángel San Miguel. La gruta a la que el eremita San Saturio se retiró, según cuenta la tradición en el siglo VI tras la muerte de sus padres y después de haber repartido sus posesiones y riquezas entre los pobres, se encontraba dentro de los terrenos que pertenecían al convento templario de San Polo, por lo que es de suponer que éstos ya conocían de la existencia del eremitorio visigodo en el que viviría este santo por espacio de más de treinta años, de los cuales los últimos los compartiría con su discípulo San Prudencio, y de los restos mortuorios del santo. Pocos datos hay sobre esta humilde ermita, que fue reparada varias veces durante el siglo XVI hasta que en el año 1.694 y tras el hundimiento del templo, la ciudad de Soria acordó reedificar una iglesia en el lugar, cuyas obras terminaron en el año 1.704.
Este emblemático conjunto, poético y mágico de la ermita de San Saturio, donde la religiosidad enarbola su bandera, está formado por unas grutas naturales sobre las que se edificó un templo. La gruta, situada a los pies de la ermita a la que San Saturio se retiró, según se dice, pudiera ser que tuviera un origen vinculado a ritos de origen celtíbero, pues sabido es que los eremitas buscaban lugares, para su retiro, cargados de fuerza y espiritualidad. Al entrar en la gruta un amplio túnel acerca hasta la Sala del Cabildo de los Heros, una especie de Tribuna de Aguas o hermandad agrícola donde celebraban sus juntas. Desde aquí por una escalinata de sillería, se accede a la capilla de San Miguel, oratorio donde San Saturio levantó un pequeño altar al Arcángel San Miguel, en esta capilla también hay una imagen de Santa Ana que procede de una ermita que existía en el cerro que lleva su nombre.
Continuando con el ascenso por las escaleras una ventana, la llamada Ventana del Milagro, recuerda que, gracias a la intercesión de San Saturio, un niño que cayó por ella salvó la vida. La Sala de exposiciones donde se pueden ver paneles con información de la ermita así como una colección de las capas que adornan el busto de San Saturio en las ocasiones solemnes. La vivienda del santero, las salas capitulares del ayuntamiento y de los canónigos, la sacristía, en la que se puede admirar la talla gótica de un Cristo crucificado que es la pieza más antigua de la ermita, y la iglesia, barroca, de planta central octogonal, el altar luce un busto del santo, relicario que guarda sus restos. Sus paredes, cúpula y bóveda están adornadas con frescos y pinturas murales. A la ermita se puede acceder también y directamente por una escalera exterior en la que al llegar a su penúltimo descansillo, se ve una entrada, cegada, con un pequeño tejadillo que preserva otra cueva que según la tradición popular otrora era la bodega de los ermitaños.
Desde el siglo XVI la figura del santero ha estado vinculada a la ermita. El santero era el encargado de cuidarla, mantenerla limpia, abrirla durante el día, participar en la procesión del Santo, asistir y facilitar a los sacerdotes en su celebración de la misa... y tradicionalmente un día a la semana recorría la ciudad con una hucha, llamada la caja del santo. Antaño el santero vivía en la ermita y su salario era parte en dinero y parte en especie, trigo y cebada, su vestimenta era una especie de hábito y la mayoría de las veces era calvo y con barba, asemejándose físicamente al propio San Saturio. En la actualidad, aunque la tradición le siga llamando santero, la persona encargada de mantener y cuidar de la ermita así como de atender a los visitantes, es un empleado público del ayuntamiento.
La actual ermita de San Saturio en el siglo XVII todavía se llamaba de San Miguel de la Peña, en honor a San Miguel Arcángel, y al igual que en el santuario de San Miguel de Aralar, que está en Navarra y que es el templo español más importante dedicado a este arcángel, hay un hueco en un muro por el que los fieles introducen la cabeza, dicen, para sanar de diversos males, en la ermita de San Saturio hasta hace unos años también se hacía lo propio, se metía la cabeza por un pequeño ventanuco que había en la pared del lugar donde aparecieron las reliquias del santo porque, se aseguraba, curaba los dolores de cabeza.
La visita a la ermita de San Saturio es libre y gratuita y tiene diferentes horarios:
Cuenta la leyenda que, ya anciano y llevando muchos años habitando el oratorio, el eremita Saturio vio como un joven intentaba cruzar el río Duero a nado, hecho este alto peligroso por la corriente que el caudal llevaba. La gente agolpada en la orilla daba por sentado que Prudencio, que así se llamaba el muchacho, se ahogaría pero cual no fue su sorpresa al ver que el joven alcanzaba la orilla a salvo y con las ropas completamente secas pues el anciano Saturio le había lanzado una capa para que se colocara encima. Prudencio llegó hasta el eremita y le solicitó además de su bendición ser su discípulo y compartir con él su retiro, cosa que hizo hasta la muerte del santo Saturio.
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Por Soria pasan la N-111 que por un lado la comunica con Logroño y por el otro, convertida ya en A-15, la une con Medinaceli y la A-2. También atraviesan Soria las nacionales N-234 y N-122 que la comunican con Burgos y Calatayud, la primera, y con Valladolid, Aranda del Duero y Tarazona la segunda. A la estación de autobuses de Soria, situada en la avenida de Valladolid, 40, llegan autobuses de transporte público regular desde las principales ciudades y capitales. Soria cuenta con una estación de tren, El Cañuelo, cuyo servicio cubre línea Torralba-Soria y que comunica la ciudad de Soria con la línea Madrid-Barcelona.
Salimos de Soria ciudad por la calle de San Agustín, pasaremos junto a la Concatedral y después de cruzar el Puente del Duero giraremos a la derecha para seguir dirección Agreda por la N-234. Unos pocos metros más adelante nos encontraremos con un primer desvío que conduce a la ermita de San Saturio. Se trata de un paseo franqueado por setos que atraviesa el monasterio de San Polo y que prosigue a la Orilla del Duero, ideal si queremos darnos un paseo hasta la misma base de la ermita, donde también dispondremos de una pequeña zona de aparcamientos, ya que hasta ella podremos llegar, si así lo preferimos, en nuestro vehículo particular siguiendo este mismo paseo. Hasta la ermita también podemos acceder desde la otra orilla del Duero siguiendo el paseo que recorre este margen del río, hasta el puente peatonal que permite atravesar el Duero bajo la atenta mirada de la ermita de San Saturio.
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