Situada al sudoeste de Gipuzkoa, Oñati, "lugar abundante en colinas", se ubica en un amplio y bonito valle, en las faldas del Parque Natural de Aizkorri-Aratz, y está rodeada de verdes montañas y colinas donde la nota discordante la pone la mole caliza del monte Aloña. El municipio de Oñati, además del casco urbano, está formado por 16 barrios: Arantzazu, Araotz, Uribarri, Lezesarri, Urrexola, Murgia, Olabarrieta, Berezao, Garagaltza, Goribar, Zañartu, Torreauzo, Garibai, Santxolopeztegi, Zubillaga y Larraña.
Oñati es una villa de origen medieval. Las primeras referencias históricas escritas datan de mediados del siglo XII y se refieren a una donación hecha por un conde en favor de su hijo. Tambien en un documento de primeros del siglo XIII se habla de privilegios a la iglesia de San Miguel y los derechos feudales concedidos al Señor de Oñate con la ayuda de los monarcas castellanos y navarros. Con la instauración del paso del Camino Real entre Castilla y Francia se creó un nuevo núcleo poblacional, Kaleberri, que estaba separado del primitivo núcleo de Kalezahar por un regata y al que se unió físicamente con la construcción en el siglo XIX de la Plaza de los Fueros. Oñati ha tenido autonomía administrativa hasta que en el año 1.845 se integró, por propia voluntad, a Guipúzcoa.
El casco histórico de Oñati es un verdadero museo arquitectónico donde el gótico, el renacimiento y el barroco se aprecian en los numerosos edificios y monumentos, algunos de ellos clasificados como monumentos históricos nacionales. En Oñati, la Toledo Vasca según Zuloaga, podemos dejarnos impresionar tanto por su arquitectura civil como religiosa. En la porticada Plaza de los Fueros, de finales del siglo XIX, encontramos el Ayuntamiento, finalizado en 1778. Junto al Ayuntamiento la casa torre, del siglo XV, y el posterior palacio Lazarraga, de los siglos XVII y XVIII. Si nos acercamos a la oficina de turismo admiramos en su interior el medieval Molino San Miguel, propiedad de los Condes de Oñate y que conserva elementos originales. En la primera plaza de Oñati, la de Santa Marina, siglo XII, vemos el palacio Madinabeitia, el palacio Antia y el palacio Baruenaz. Sobre un altozano la torre de Zumeltzegi, siglo XIV, parece vigilar esta señorial villa. La torre de Urain o Zubiaur, recuerda su otrora actividad defensiva o de cobro de impuestos o peajes. La casa Otaudi-Jausoro, de finales del siglo XVI o principios del XVII, en la que llama la atención su bonito balcón esquinero. La iglesia parroquial de San Miguel, construida fundamentalmente en el siglo XV o el monasterio de Santa Clara de Bidaurreta, fundado por Juan López de Lazarraga en 1.510 vienen a engrosar la variedad de preciosos monumentos que jalonan el día a día de Oñati.
Situada en uno de los accesos principales de Oñati, considerada como verdadera joya del renacimiento vasco, la universidad Sancti Spiritus, construida en el siglo XVI fue fundada en 1.540 por el obispo Rodrigo Mercado de Zuazola y funcionó como tal hasta 1.901, siendo hasta entonces la primera y única universidad del País Vasco. En la actualidad, desde 1.989, el edificio acoge el Instituto Internacional de Sociología Jurídica. (IISJ). En un vertiginoso paraje flanqueado por profundos barrancos y desfiladeros, rodeado por la Sierra de Elguea-Aránzazu y los macizos montañosos del Aloña y Aizkorri, el Santuario de Aránzazu, uno de los centros espirituales más venerados del País Vasco, destaca por su vanguardia artística. Desde Arantzazu varios senderos de montaña nos acercarán hasta la magnífica crestería caliza de Aizkorri. Dentro de este extenso sistema kárstico de Gesaltza-Arikrutz, la cueva de Arrikrutzu, la mayor cavidad de Guipúzcoa, nos deja recorrer una galería fósil, antiguo sumidero del río Aldaola, que mide unos 500 m. En ella se han hallado restos de multitud de osos, cráneos de panteras y el esqueleto completo de un león de las cavernas. Tambien desde Araotz podemos acercarnos, siguiendo la ruta senderista del Camino del Agua o PR-GI 3003, hasta el Ojo de Aitzulo, una grandiosa cueva abierta al precipicio al que se asoma, o a la cueva de Sandaili en cuyo interior se encuentra la ermita de San Elías, lugar mágico repleto de leyendas y misterio.
Oñati festeja a su patrón San Miguel a finales de septiembre. A la Virgen del Rosario la festeja el 7 de octubre y la festividad de la Virgen de Arantzazu, patrona de Gipuzkoa, es el 9 de septiembre.
Las fiestas por antonomasia de Oñati son las de Corpus Christi. Fiesta que se celebra en la villa desde hace cinco siglos. Durante su celebración tiene especial relevancia la tradicional procesión en la que los dantzaris interpretan bailes tradicionales como el "Kontrapas", "Makildantza" y "Arkudantza".
El chocolate, el manjar de los dioses. En Oñati es visita obligada por su historia, el Txokolateixia, centro de interpretación del chocolate. La estrecha relación entre Oñati y el chocolate lo atestiguan documentos y mapas en los que ya en el siglo XVIII marcaban el paso de las rutas del cacao por la villa. El centro de interpretación del chocolate está ubicado en la antigua sede de la Chocolatería Orbea, situado en Kalebarria – 29 y en él se muestran chocolateras antiguas, molinillos, metates, moldes o piedras, que molían el cacao, antiguos carteles o anuncios publicitarios de marcas tan otrora conocidas como Maiztegui, Orbea, Loyola, Onena, Garaicoechea, Guereca...
Los oñatiarras admiten orgullosos su apelativo, txantxikus, pues está íntimamente ligado a su tradición e historia, no hay que olvidar que Oñati fue la única villa que mantuvo un régimen señorial en Gipuzkoa hasta 1.837, que fue el año en que se abolieron los señoríos en toda España aunque Oñati no se incorporó a Gipuzkoa hasta 1.845. Pues bien y según se cuenta, el nombre de txantxikus les viene dado desde que un frío y nevado invierno varios vecinos se acercaran hasta la torre donde moraba el conde de Oñate para pagarle la pechada establecida. Al ir a entrar al salón donde les esperaba el conde, un socarrón, o no, sirviente les advirtió que debían de tener cuidado en no manchar el suelo, pues el conde se enfadaría y les mandaría castigar, para ello les aconsejaba que saltaran de baldosa blanca en baldosa blanca ya que era donde menos se iba a notar la nieve que traían en sus zapatos. Los aldeanos, prestos a no enojar a su señor así lo hicieron y el conde al verles acercarse dando saltitos, entre carcajadas, exclamó: “Hemen txantxikuak!” ¡Aquí ranas!
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Oñati se conecta con los pueblos de alrededor mediante la GI-2630 que la une tambien con San Prudencio por un lado y por el otro con Legazpi, Zumárraga y Beasain, donde se une con la N-1 y a la autopista AP-1.
Oñati cuenta con servicio de autobuses que en diferentes trayectos y horarios la conectan con Bilbao, Arrasate-Mondragón y Durango, así como con otros pueblos de los alrededores.
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