Albaina (Burgos) (0)

¿Sabías que... Albaina

Está situada al sureste de la capital del municipio de Condado de Treviño, del que forma parte como entidad local menor, en la provincia de Burgos, en el valle del río Ayuda, que cruza su territorio. En Albaina, entre Fuidio y Pariza, también pedanías del Condado de Treviño, se conoce de asentamientos poblacionales muy antiguos, pues de ellos se han hallado restos prehistóricos en el cercano Montico de Charratu, así como de cenobios medievales en cuevas artificiales que luego fueron habitadas por familias en los siglos VII y VIII. Albaina, al encontrarse en un cruce de caminos, por aquí pasaban la ruta del pescado y la de la lana además del camino que unía Zaragoza con Bilbao, siempre ha tenido una amplia población. Antes de la creación de los ayuntamientos constitucionales estaba incluida en la Cuadrilla del Río Somayuda. La cercana pedanía de Pariza, que antes de la creación de los ayuntamientos constitucionales era una villa del señorío "Duques de Frías", junto con Sáseta, que no es pedanía, eran municipios independientes al final del Antiguo Régimen pero a mediados del siglo XIX quedaron incorporados al municipio de Condado de Treviño.

Para descubrir ¿Qué ver en Albaina?

En Albaina, y arropada por una arquitectura popular que se organiza casi toda ella a lo largo de una calle, se encuentra la iglesia de San Miguel Arcángel, construida entre los siglos XVI al XVIII donde anteriormente había otro templo medieval. En este pueblo en el que el agua resuena por doquier no podía faltar una bonita fuente del año 1870. También llama la atención la blasonada casona de los Samaniego. En medio de un prado, donde antes estuvo la aldea de Granado, se encuentra la ermita de Nuestra Señora del Granado, templo románico de una sola nave con la cabecera recta, realizado en el siglo XIII. El sendero GR 38 Ruta del Vino y el Pescado pasa por el pueblo y entre bonitos campos acercarán al senderista al siguiente pueblo de la ruta, Pariza, donde la iglesia parroquial de San Martín le da la bienvenida. Si el senderista, siguiendo la ruta del Gr 38, se acerca a Sáseta podrá disfrutar de un bello enclave que, siguiendo el sendero que parte del pueblo, se adentra en una estrecha garganta que el río Ayuda se ha encargado de horadar y que muestra un rico patrimonio natural y geológico. Si se tiene suerte se podrá atisbar algún que otro visón europeo, pero lo que no nos podemos perder son las bonitas cascadas que hay a escasa distancia del centro de Sáseta.

Fiestas

Albaina celebra sus fiestas patronales en honor a la Aparición de San Miguel Arcángel el día 8 de mayo. En Pariza la fiesta en honor a su patrón San Martín se celebra el domingo siguiente al 11 noviembre.

Tradiciones

Los pueblos que rodeaban Albaina durante la Edad Media tiempos más tarde fueron abandonados trasladándose sus gentes a esta población y convirtiéndose sus iglesias en ermitas que dependían de la parroquia de Albaina. Una de estas ermitas es la de Nuestra Señora del Granado. Cuenta la tradición que al pueblo de Granado lo diezmó una epidemia de Cólera y que solo hubo una superviviente, una viejecita que con la buena voluntad de que su querido pueblo no cayera en el olvido lo repartió dando la jurisdicción de las tierras a Albaina y a Fuidio y a Laño le concedió la campana de la iglesia, campana que en la actualidad en Laño todavía se la conoce como “la de Granado”.

Curiosidades

En Albaina el agua del arroyo Barruntia, que canalizada y subterránea transcurre por el pueblo, es la fuerza motriz de los cuatro molinos de los que todavía a día de hoy cuenta la localidad. Tres de ellos se encuentran en un sendero que nace junto a la iglesia de San Miguel, aunque el más interesante se encuentra ubicado dentro de la propia población.

Leyenda

Cuenta la leyenda que hay culebras que se alimentan amamantando de las ubres de las cabras, vacas, cerdas u ovejas y que en Albaina ocurrió el caso que una de ellas llegó a libar del pecho de una mujer que estaba criando a su pequeño. Se cuenta que por las noches se acercaba a la cama de la buena mujer mientras esta dormía junto a su retoño y metiéndole al bebé la punta de la cola en la boca para que estuviera tranquilo y no llorase ella mamaba de la teta de la madre y cuando ésta se despertaba la culebra desaparecía por un agujero de la habitación. Día a día se le veía al niño cada vez más desmejorado y nadie se explicaba el por qué, hasta que un día el marido vio merodear por los alrededores de la casa a una lustrosa culebra, entonces, comprendiendo lo que pasaba, de un azadonazo la mató. A partir de aquel día poco a poco el niño empezó crecer y mejorar pues ya nadie le quitaba su alimento.

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