Se sitúa en la margen izquierda del río Ebro, recostado en la ladera de la Sonsierra de Sierra Cantabria. Se sabe que la zona estuvo habitada desde la Prehistoria, pues así lo atestiguan los restos arqueológicos de la Edad de Hierro existentes en el poblado de la Nava o el dolmen del Neolítico de la Cascaja. Hasta el siglo X, en el que aparece referenciado por primera vez San Vicente de la Sonsierra citándose también a los reyes navarros que a esta zona la denominaron Sonsierra, no había en el lugar nada más que pequeños corpúsculos poblacionales y siempre en torno a una iglesia o ermita. Estos núcleos aparecen documentados con los nombres de San Martín de Sonsierra, San Juan, San Pablo, San Pelayo, Doroño, San Román, Hornillos, Orzales, Artajona, Pangua, Santiago, Mutilluri, Peciña, Ribas y Ábalos. Es en este siglo, el X, cuando se crea San Vicente de la Sonsierra, que nace como fortaleza militar dentro de una línea fronteriza, en un primer supuesto para impedir el avance de los musulmanes pero realmente lo que marcó fueron los lindes entre navarros y castellanos. A principios del siglo XI San Vicente de la Sonsierra y todas sus propiedades fueron donadas por Sancho Garcés III al monasterio de Leire, al que perteneció hasta el siglo XIV.
Fue el rey navarro Sancho el Sabio el que le concedió fueros y le otorgó el nombre de Villa y su hijo Sancho VII, en 1194 construyó el castillo y las murallas. Siglos más tarde, en el XIV, la zona se vio envuelta en luchas fratricidas, con nefastas consecuencias para las aldeas de San Vicente que fueron incendiadas y asoladas, pero la villa siguió perteneciendo al reino de Navarra. Por estas lides los habitantes de la zona fueron considerados hidalgos. La Edad Media se caracterizó por las constantes luchas entre castellano y navarros, y San Vicente de la Sonsierra no fue ajeno a ellas hasta que los Reyes Católicos, en 1512, se anexionan el reino de Navarra comenzando así una larga época de estabilidad. Fue entonces cuando Ábalos deja de depender de la fortaleza de San Vicente y se erige como villa en el año 1657. Esta época de paz, con sus más y sus menos, no se verá soliviantada hasta la Guerra de la Independencia cuando el pueblo es ocupado, por tropas francesas, desde 1807 hasta la Batalla de Vitoria en 1813. Las posteriores Guerras Carlistas también dejan su impronta en la zona. El municipio hoy está formado por San Vicente de la Sonsierra y las aldeas de Peciña y Rivas de Tereso.
En San Vicente de la Sonsierra el empinado de sus calles y sus estrechuras denotan un antiguo sabor a fortaleza y soldados, en ellas asoman casonas con escudos y palacetes que hablan de un pueblo de nobles e hijosdalgo, en la Plaza Mayor un bonito edificio aportalado del siglo XVIII es la sede del ayuntamiento y junto a él una casona muestra orgullosa dos escudos, uno de ellos del linaje de los Piscina. La ermita de San Roque, barroca, está cerquita también de la plaza. Subir hasta el castillo y adentrarse en el recinto amurallado, es ir descubriendo el devenir de la historia del lugar. Esta fortaleza se adapta al terreno con su forma de semicírculo. La forman tres recintos bien diferenciados, el albacar, al este, se accede a él por la Puerta de la Primicia, era el lugar donde estaban las casas de las gentes de la antigua villa; al norte y una vez traspasada la Puerta de Salas se encuentra el patio de armas y en él se erige la iglesia parroquial de Santa María la Mayor, de estilo gótico del siglo XVI, junto a ella se sitúa la ermita de San Juan, que fue la parroquia hasta que se construyó la actual, y posiblemente fuera la capilla del castillo, hoy es la sede de la cofradía de la Vera-Cruz de los Disciplinantes. Y en lo alto, el tercer recinto, el castillo en sí, con su Torre del Homenaje o Mayor y la que se conoce como la Torre del Reloj, construida en el siglo XVII sobre los restos de una antigua torre medieval independiente a la muralla. Desde aquí el dominio que se tiene sobre el paisaje y el entorno que rodea al pueblo parece no dar tregua a la vista. Ante la curiosa mirada del visitante aparece la ermita de San Martin de Nava, situada en la explanada conocida como el jardín de los frailes, es del románico tardío de la segunda mitad del siglo XII o del XIII y pudo ser una iglesia de monasterio que perteneció al poblado de San Martín de la Sonsierra; la ermita de Santa María de La Piscina, que se encuentra cerca de la aldea de Peciña, es románica del siglo XII, junto a ella se encuentran restos arqueológicos de un poblado, anterior al siglo X, y su necrópolis, fue el poblado conocido como La Piscina, que fue asolado y quedó despoblado durante el siglo XIV y que tiempo después las gentes que habitaron el lugar formarían la aldea de Peciña, en esta aldea, en la parte más alta se encuentra la iglesia parroquial de San Martín.
La basílica de Nuestra Señora de los Remedios se ve a las afueras de San Vicente, es del siglo XVIII y en su fachada, en una hornacina, guarda una imagen de Santa María de la Piscina que es del siglo XIV y que se cree que proviene de la ermita homónima. El puente medieval, a los pies del castillo y sobre el río Ebro, de orígenes románicos del siglo XII, primera defensa de la fortaleza. Necrópolis, ermitas, eremitorios, lagares rupestres, silos medievales...testigos mudos de los núcleos de población que otrora vivieron en el lugar, hoy invitan a conocer e imaginar tiempos pasados y completan el gran atractivo de un paisaje en el que la paleta de colores que las estaciones del año le regalan dejan asomarse a unas piedra cargadas de historia. En el paseo por el municipio de San Vicente de la Sonsierra no puede faltar una visita a Rivas de Tereso, aldea que junto a Peciña forma parte del ayuntamiento de San Vicente y que está situada a los pies del Toloño, en ella cohabitan dos barrios claramente diferenciados y con sendas iglesias, en el de arriba se encuentra la iglesia de San Miguel, del siglo XII, y en el de abajo se puede ver la de la Concepción. Y para reponer fuerzas que mejor que disfrutar de la rica gastronomía y famosos vinos que San Vicente de la Sonsierra posee y ofrece.
San Vicente de la Sonsierra festeja a su patrón San Vicente Mártir el 22 de enero y a su patrona la Virgen de los Remedios del 7 al 12 de septiembre. El 15 de mayo celebra San Isidro, el 26 de junio se festeja al copatrón del pueblo San Pelayo, que también era patrón del desaparecido poblado de Pelayo, además en el mes de agosto en San Vicente las actividades lúdicas, culturales y deportivas están garantizadas. La patrona de la aldea de Peciña es Santa Bárbara y en Rivas de Tereso festejan a San Martín "El Joven" el último domingo de septiembre y a San Martín "El Viejo" el 11 de noviembre.
Es tradición, en San Vicente de la Sonsierra, el último día de las fiestas patronales de la Virgen de los Remedios en septiembre subir en romería al castillo y después darse un buen chapuzón en la fuente de la Plaza Mayor. A este día se le conoce como el día de los pollos.
No se entiende la Semana Santa en San Vicente de la Sonsierra sin los "Picaos", siendo el acto más tradicional y conocido del pueblo, es una forma de penitencia que recuerda a los tiempos de los ermitaños medievales. Verdad es que su origen se pierde en tiempos remotos y que era frecuente en pueblos y ciudades de España hasta que Carlos III la prohibió en el siglo XVIII, pero en San Vicente se hizo caso omiso y se siguió practicando esta flagelación de forma privada. Los disciplinantes, que es como se llaman a las personas que de forma voluntaria practican esta penitencia, se golpean, en la espalda descubierta, con una madeja. La Cofradía de la Santa Vera Cruz desde su fundación allá por el siglo XVI ya recogía en sus estatutos esta práctica penitente, por lo que ambas han ido siempre unidas. El rito de los Picaos se lleva a cabo en San Vicente durante las procesiones de Semana Santa pero también se pueden ver en el Viacrucis de la Cruz de mayo y en el de la Cruz de septiembre. Las procesiones de Semana Santa de San Vicente de la Sonsierra fueron declaradas en el 2005 de Interés Turístico Nacional.
En la carretera hacia Peciña y más o menos a la altura de la ermita de Santa María de la Piscina, hay tramos con desnivel donde si se observa se puede comprobar que un vehículo que por allí transite parece ir cuesta arriba él solito. ¿Inercia, brujería... o un simple efecto óptico?
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Hasta San Vicente de la Sonsierra podemos llegar siguiendo la N-232 entre Logroño y Haro, para en Briones tomar la LR-210 que une esta localidad con San Vicente de la Sonsierra. También lo podemos hacer siguiendo la N-232a que desde Logroño llega hasta San Vicente de la Sonsierra pasando por, entre otras localidades, Ábalos y Laguardia, esta misma carretera pero en sentido contrario llega hasta la localidad desde la N-124 que une Haro con Miranda de Ebro y Vitoria pasando por Briñas y Labastida. Otra opción es la autopista AP-68 hasta Haro y desde allí dirigirnos bien hacia Briones o hacia Labastida para seguir desde allí hasta San Vicente de la Sonsierra. Desde la localidad también parte la LR-317 que la une con Rivas de Tereso y Peñacerrada.
A San Vicente de la Sonsierra llegan varios servicios de autobús que cubren diferentes líneas. La que une Logroño-San Vicente-Haro, la que hace San Vicente-Vitoria y otra San Vicente-Bilbao. Todas, diariamente y con diferentes horarios, tienen parada en la marquesina situada junto al parque del Remedio. El teléfono de información de la línea Logroño-San Vicente-Haro y de línea San Vicente-Vitoria es el 945 285 000 y el de la línea Bilbao-San Vicente el número es el 944 271 111.
Las estaciones de tren más próximas a San Vicente de la Sonsierra son la de Briones y la de Haro.
El aeropuerto más cercano es el de Logroño-Agoncillo.
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