Se sitúa entre la Sierra del Toloño y el río Ebro, formando parte de la Rioja Alavesa. Labastida tuvo su origen como población en las casas que se construyeron entorno al castillo que en el monte Tolonio, hoy Toloño, levantaron, según se dice, los primeros reyes navarros posiblemente por el siglo XI. La procedencia de su nombre Bastión o lugar fortificado habla del pasado bélico y defensor de la villa, que fue una importante plaza fuerte de los reinos, según tocara, castellano o navarro. En aquella época Labastida estaba amurallada y en lo alto del pueblo, vigilante, el templo-fortaleza del Santo Cristo. En el siglo XV pasó a formar parte de la cuadrilla de Álava.
Los siglos XVII y XVIII dan a Labastida una larga época de prosperidad y tranquilidad reflejándose en sus construcciones y urbanismo. Después los avatares de la historia, con sus diferentes guerras, la francesa, las carlistas... traen a la villa, como a todos los pueblos de la zona, decadencia y pobreza. Pero Labastida a partir de mediados del siglo XX comenzó a resurgir y en la actualidad es una prospera localidad que muestra en su casco histórico su gran legado que le han hecho merecedor de ser declarado Conjunto Monumental.
Pasear por Labastida es ir cambiando de siglos a la vez que se va pasando por los diferentes barrios y cascos históricos. Comenzando por los barrios altos o medievales como son el de La Mota, con sus palacetes renacentistas, casas blasonadas y el ayuntamiento viejo, y el de El Olmo, ambos coronados y protegidos por la ermita del Santo Cristo, templo inicialmente románico, de esta época siglos XI o XII se conserva su bonita portada, y que fue hasta 1602 iglesia parroquial. En esta zona de la villa también se puede ver restos de sus murallas y el Arco del Toloño, que fue una puerta de la muralla medieval. Alrededor de la grandiosa iglesia parroquial de la Asunción, siglo XVI, situada en la Plaza de La Paz al igual que el Ayuntamiento del siglo XVIII y la Casa Palacio de los Salazar, creció el otro casco histórico de Labastida, con la Calle Mayor flanqueada por casonas y palacios barrocos, como la Casa Paternina del siglo XVI que la convierten en monumental en sí misma.
Desde la ermita del Santo Cristo un corto recorrido lleva a un mirador donde poder apreciar una magnífica vista de la villa y su entorno. Paseos por el entorno de Labastida descubriendo lagares rupestres, parques, como el de San Ginés, fuentes, ermitas o simplemente disfrutando de la naturaleza, junto con una buena gastronomía maridada con los ricos caldos que las bodegas de la villa ofrecen, completan la atrayente visita a este bonito pueblo.
Labastida celebra sus fiestas patronales el primer domingo, entre el 6 y el 12, de agosto, en honor a San Pedro y San Esteban, santos mártires de Cardeña que aunque murieron en Burgos sus reliquias se guardan en Labastida por ser oriundos de aquí, a estas fiestas se las conoce como la Fiesta de las Reliquias. A mediados de noviembre se celebra las Fiestas de Acción de Gracias de la Vendimia.
Labastida celebra en Carnaval el jueves de todos, también conocido como jueves gordo o jueves de lardero, en él son los niños los protagonistas. Antaño, en la matanza del cerdo, se preparaba un chorizo especial para la merienda de cada niño en este jueves de lardero. Esta merienda era ofrecida en la casa que por sorteo le había correspondido y a la que iban los niños, que eran los que en este día se disfrazaban, provistos de pan y huevos y por supuesto el chorizo.
El primer domingo de Junio se hace una subida al Toloño, esta marcha montañera es compartida por la gente de Labastida, que sube desde San Ginés, los de Saliniñas de Buradon, desde este pueblo, localidad que está integrada en el municipio de Labastida, y desde el puerto de Rivas también suben. A las 11 de la mañana se concentran todos en Zazpituri donde se da cuenta de un buen almuerzo amenizado por la Triki-tixa, música vasca por excelencia.
Cuenta la leyenda que en los pastos que había alrededor de la ermita del Santo Cristo, las ovejas no querían pastar a pesar de la insistencia de los pastores de llevarlas hasta allí y de la buena calidad y cantidad de yerba, hecho que originó que la gente del lugar dijera que éste era un sitio enigmático y milagroso.
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Hasta Labastida podemos llegar siguiendo la N-232a desde el cercano Briñas en plena N-124 entre Vitoria y Haro. También desde Haro, más concretamente desde el Barrio de las Bodegas, parte la carretera regional que une ambas localidades. Esta misma N-232a o como también se la denomina A-124 llega hasta Labastida desde Logroño pasando antes por Laguardia, Samaniego y las cercanías de San Vicente de la Sonsierra, entre otras localidades.
Labastida cuenta con servicio de autobuses que la conectan con Logroño, Vitoria, Bilbao y Haro además de con los pueblos cercanos.
La estación de ferrocarril más cercana a Labastida está en Haro.
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